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A 101 años de nuestra Constitución Política

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Por Linda Rubí Martínez Díaz

 

 

Hola amigos lectores, les saludo con el cariño de siempre. Este 5 de febrero se cumplen 101 años de la promulgación de nuestra Constitución Política, en la cual se contiene los elementos fundamentales para la conformación y organización de nuestro país. Comprenderla e interpretarla en cada momento histórico depende de su correspondiente generación de mexicanos, por lo que me parece interesante que, aunque fue creada para responder a las necesidades de hace cien años, no solo tiene vigencia, sino que aún sigue respondiendo a nuevas necesidades a las que se ha enfrentado el país.

De entrada, los primeros 29 artículos que se concibieron como garantías individuales, se adelantaron en cierta forma a lo expresado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, con ese espíritu liberal que tiene línea directa de los ideales juaristas y de la Ilustración. Por ello, hoy se incluyen en el apartado “De los derechos humanos y sus garantías”, y que recogen la defensa de la individualidad, de la libre asociación y de pensamiento; en fin, de todo lo referente a la libertad que tenemos para ser uno mismo y ser-con-otros.

Y así también se adelantó a comprender los movimientos de trabajadores para expresar la defensa de sus causas en el Artículo 123, así como para proteger a sectores desprotegidos como los febriles y agrarios, de tal manera que fue reconocida mundialmente por sus tintes socialistas. Su constante perfeccionamiento ha permitido su ampliación en la defensa de otros sectores no contemplados inicialmente, como el de las mujeres e indígenas, así como ha proveído un marco legal para impedir la dictadura y la tiranía que nos agobió durante el siglo XIX.

La Carta Magna es la expresión legal más completa de la Revolución Mexicana, la cual podemos considerar como el motor principal del México moderno. Que siga siendo actual para responder a las necesidades del futuro muestra la visión que tenían nuestros héroes que soñaron con un país con democracia y justicia social: un México cuya identidad nacional permanecería a lo largo de varios siglos más.

Nos leemos la próxima, que Dios los bendiga.

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