Peñaloza Deportivo

Boy, entre mentiras y violencia

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Pedro Peñaloza

 

“Lo blando es más fuerte que lo duro;

el agua es más fuerte que la roca, el amor es más fuerte que la violencia”

Herman Hesse

La violencia acompaña a Tomás Boy como su sombra. Son diversos los casos de enfrentamientos, insultos y provocaciones que ha escenificado a lo largo de su carrera el hoy entrenador de los cementeros, ya sea en las tribunas, en la cancha, con bailes o burlas a los aficionados, siempre existe un pretexto para provocar un altercado. Es cierto, que hay una gran presión sobre el cuerpo técnico, ya que los resultados en el torneo son mediocres para un club grande y que invierte tanto cada torneo como Cruz Azul. Por tal motivo, la desaprobación por parte de los aficionados se comprueba cada partido bajo el grito de “Fuera Boy”, no hay encuentro en casa que falte la voz del estadio pidiendo su renuncia y cada vez se suman más voces al llamado.

Es claro, y la directiva debe estar consciente de ello, que los seguidores del equipo de La Noria no se identifican con su entrenador, y parece, que el partido de entresemana en Copa, frente a Mineros de Zacatecas, acabó por romper la poca empatía y aprobación que aún conservaba Boy entre la gente. Expliquémonos: poco importó la victoria que pone a los celestes en la siguiente fase del torneo, sino la noticia que más sobresalió fue un “baile”, sin ritmo ni sentido, dirigido a la afición provocando que un grupo de aficionados se juntaran a las afueras del estadio al término del partido para gritar consignas en contra del supuesto “bailador”. Pero la respuesta que encontró la gente no fue de conciliación o disculpa por parte de Boy, sino de enfrentamiento y gritos de provocación. Las grabaciones de reporteros y aficionados, atestiguan cómo Tomás exige a los que resguardaban el camión del club que dejaran pasar a un aficionado que le reclamaba para que se lo dijera en la cara, también manoteó con un periodista exigiéndole que no lo grabara. En un momento dado, estas actitudes, pudieron poner en peligro a todo el equipo y el cuerpo de seguridad y, haber desatado una campal.

Aquí no acabó el problema, ante las constantes preguntas de los medios Tomás tuvo que salir a hablar por sus actitudes, que a todas luces fueron reprobables y que en cualquier liga seria hubieran sido castigadas con multas económicas y sanciones deportivas. “Nada, no pasó nada (con la afición), ellos me pidieron un baile, me bajé (del camión) a bailar, entonces alguien me gritó y le dije ‘a ver, pásate de este lado para que me grites lo que quieras’ ¿y qué esperaba de esta actitud frente a los aficionados enojados por el mal paso del equipo, que se pusieran a bailar con él? Es más, afirmó que todo esto lo hizo porque estaba “jugando con el público” y que el baile se lo dedicaba a los medios que lo criticaban. ¿Cómo? ¿Bailar es su forma de demostrar su inconformidad ante los reclamos?

Ahora bien, en el futbol profesional y más a estos niveles sería ilógico pensar que cada jugador o entrenador quisiera agarrase a golpes con cualquier aficionado que les grite por su desempeño en la cancha. Boy no solo es un ciudadano más, representa a una institución y es ejemplo para millones de niños y jóvenes ¿Qué piensa la directiva del Cruz Azul de esto? Vivimos en un país que arrastra una crisis de violencia, en donde miles de hombres y mujeres se encuentran desaparecidos, con un Gobierno incapaz de dar alternativas al derramamiento de sangre. Bajo este contexto, el deporte y en particular el futbol, deberían ser los principales promotores de la convivencia y el desarrollo humano y no ser parte del problema.

Algo más. La regla 10/08 está dando buenos resultados… pero para los extranjeros, ya que son cada vez más clubes que apuestan por la contratación de foráneos y la tendencia no parece cambiar.

 
pedropenaloza@yahoo.com/Twitter: @pedro_penaloz

 

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