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Candidatos extraviados

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Pedro Peñaloza

Los tres candidatos principales han improvisado un conjunto de propuestas y han disparado algunas ocurrencias. Parece ser que no hay conciencia del momento grave y complejo que vive el país. Los suspirantes han convertido este ciclo en una exhibición de sus miserias teóricas. Esto se constata cada vez que los candidatos se paran frente a una grabadora. Un tema neurálgico de la agenda nacional es el de la llamada, genéricamente, seguridad pública. Sintetizaremos algunos de los puntos más destacados de lo que han planteado los tres protagonistas. Seguramente el lector(a) podrá constatar la pobreza argumental que contienen sus proclamas y la gravedad del panorama que nos espera.

  1. AMLO: el presidencialismo como única fórmula. Para el tabasqueño, de acuerdo a los textos y discursos que se conocen, la receta, casi mágica, es que, el presidente, o sea él, se reúna todos los días a las seis de la mañana con los funcionarios vinculados a la seguridad para “revisar” cotidianamente los acontecimientos. Es evidente, que dicha lanzada es simplemente una repetición de lo que ya practicó en la CDMX cuando fue Jefe de Gobierno. Y como se sabe, las cifras de algunos delitos, especialmente de secuestros, se dispararon en esa época. La debilidad estructural de dicha idea, con claros rasgos autoritarios, es el no entender que el fenómeno de la criminalidad no se puede abordar integralmente desde los aparatos de seguridad, puesto que estos son simples receptores de los múltiples comportamientos de la delincuencia molecular y organizada. Así, que, su varita mágica de Andrés Manuel puede ser un fracaso, máxime si tomamos en cuenta la fractura institucional que se vive en las policías y en los aparatos de procuración de justicia y, por supuesto, en la impericia de las fuerzas militares.
  2. Meade: defensor de lo indefendible.El candidato oficial está en una circunstancia compleja y delicada, proponer cambios implicaría desautorizar y cuestionar el modelo dominante, el cual es una copia del impuesto por el calderonismo y reproducido por Peña. Las cinco propuestas que ha hecho recientemente son escuálidas e inconsistentes. Decir que va ir por las armas y el dinero del narcotráfico es una pose publicitaria, ya que los circuitos de los capitales de la delincuencia organizada están mezclados con los intereses de la clase política de todos los niveles, incluidos segmentos empresariales; y, hablar del desarme a la delincuencia es absurdo, puesto que el manejo de éstas pasa por complicidades con el vecino del norte. Es inimaginable que un personaje como Meade se atreva a enfrentarse a las complicidades de la Casa Blanca.
  3. Anaya: vacío y desmemoriado.Este joven imberbe no ha propuesto nada relevante en esta materia. Únicamente ha dicho que Calderón y Fox cometieron “errores”. Lo cual es insuficiente para cuestionar el modelo de Peña, que en realidad es semejante a sus colegas de partido. Decir que, “en lugar de balas se usara inteligencia” es una simpleza que no resiste un serio cuestionamiento criminológico.

Epílogo. Como es evidente, los límites conceptuales y teóricos de las propuestas de los tres suspirantes subrayan la ausencia de una visión integral y poliédrica. Siguen atrapados en añejos y decrépitos modelos que han corroborado su fracaso una y otra vez.

pedropenaloza@yahoo.com              Twitter: @pedro_penaloz

 

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