Crónica Coatepecana

Historias de Tesoros escondidos

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CRÓNICA COATEPECANA

Dr. Jesús J. Bonilla Palmeros

jesus_bonilla1@hotmail.com

 

(Tercera y última parte)

Por tercera ocasión se comunicaron los ancianitos con doña Susy a través de los sueños y le indicaron que ahora buscara el dinero a un lado de la fuente en el patio, situación que obligó a tomar una decisión salomónica, tras los dos fallidos intentos en el que participaron muchas personas y los tesoros se esfumaron o convirtieron en carbón. La nueva medida fue poner a doña Susy a excavar solita sin que nadie la perturbara, sobre todo se tenía la idea de que sería la única persona a la cual no se le desvanecería el dinero, nuevamente se empezó la excavación en el lugar indicado y al poco rato fue descubierta una calzada de piedra muy bien hecha, misma que iba en declive y seguía en dirección hacía la calle, situación que les llevó a deducir fueran restos de la primera construcción y comunicara a uno de los pasadizos construidos en aquellos años aciagos, en que se requería huir por túneles ante al acoso de grupos armados. Se expandió la excavación para ver donde terminaba la calzada de piedra y al ver que continuaba sin finalizar, se decidió concluir por tercera ocasión la búsqueda del tesoro.

A los pocos días del frustrado intento por encontrar el tesoro, nuevamente se le revelaron en sueños los ancianitos a doña Susana para indicarle que ahora buscara en la pieza que da hacia la calle, un mazarín flojo en el suelo, en ese lugar deberían de encontrar un cajón lleno de monedas, y por cuarta ocasión se inició la búsqueda contando con el apoyo de varias personas, pero al parecer alguno de los colaboradores muy en sus adentros pensó codiciosamente el uso que le darían al dinero por descubrir, situación que al parecer determinó se volviera carbón el tesoro del cajón, frustrándose reiteradamente el intento por hallar la riqueza indicada.

Nuevamente se le aparecieron en sueños los viejitos a doña Susy, ahora para informarle que en la pared de una de las piezas, sobresale una piedra como de veinte centímetros y marca el lugar donde se encuentran unas cucharas de plata ocultas en una oquedad. Efectivamente en uno de los cuartos sobresalía la piedra referida en la pared pero la dueña de la casa optó por no permitir más excavaciones en la casa. A pesar de que doña Susy veía al anochecer arder tres flamas en el patio cerca de una bugambilia, señales inequívocas de la presencia de tesoros ocultos según la tradición oral a nivel regional.

La primera aparición de los viejitos y las posteriores revelaciones de los mismos a través de sueños, originaron en doña Susy una serie de problemas para conciliar el sueño y su estado anímico desmejoró, situación que obligó a buscar la atención de un curandero.

Podríamos suponer que los tesoros siguen escondidos en la antigua casa, a la espera de la persona elegida para desenterrarlos pero las modificaciones materiales realizadas al inmueble dificultarán aún más la búsqueda de los escurridizos tesoros. Agradecemos a doña Susana Limón en compartir interesante relato de la casa de los tesoros ocultos.

 

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