Crónica Coatepecana

Historias de Tesoros escondidos

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CRÓNICA COATEPECANA

Dr. Jesús J. Bonilla Palmeros

jesus_bonilla1@hotmail.com

 

(Primera parte)

Mucho se comenta en la tradición popular de la ciudad de Coatepec, sobre una serie de tesoros que fueron ocultados probablemente en aquellos tiempos aciagos del movimiento revolucionario, en el que muchas familias con recursos económicos, se dieron a la tarea de ocultar parte de sus bienes con la intención de que no les fueran incautados por los grupos involucrados en la contienda. En otros casos el ocultamiento de monedas y objetos manufacturados en metales preciados, fue uno de los recursos por los que optaba la gente, a fin de resguardar para cuando se necesitara de dichos bienes, pero en no pocos casos los dueños de los bienes fallecieron sin dejar información sobre la ubicación. Ante tal situación su alma fue condenada a vagar mientras no entregaran la riqueza escondida a una persona viva y que ellos elijan.

La tinaja con monedas de oro

A principios del siglo XX cuando no había muchas casas en lo que ahora se conoce como “Los Carriles”, el antiguo dueño de un terreno donde actualmente vive la familia Huesca, había dedicado una parte de la finca a la siembra de hortalizas, actividad que le permitió llevar una vida con limitaciones económicas. Pero cierto día cuando se encontraba trabajando, de repente se atoró el azadón y destrabándolo volvió a jalar la hierba pero se volvió atorar, entonces intrigado revisó si una piedra generaba la situación. Cuál sería su sorpresa al descubrir una tapa de la que apenas salía un pequeño borde sobre la superficie, y animado por la curiosidad procedió a retirar la tierra con las manos hasta dejar libre el cuello de una olla, entonces retiró la tapa y tierra del interior de la vasija hasta dejar al descubierto el contenido ¡una gran cantidad de monedas de oro!, la emoción le invadió y trató de sacar la olla pero al retirar la tierra se ensanchaba más abajo el recipiente, lo que implicó buscara ayuda para sacarla.

Salió de la hortaliza y vio que unos conocidos se hallaban cerca, a los que llamó y les comentó que había hallado dinero pero que necesitaba apoyo para sacarlo y si le ayudaban les daría una parte. Sus conocidos accedieron pero cuando vieron el cuello de la vasija que salía del nivel de terreno, la codicia les invadió y le ofrecieron la ayuda siempre y cuando se repartieran en parte iguales para todos. A lo que el campesino replicó argumentando que él lo había encontrado y por tanto le correspondía la mitad, entonces la otra mitad tendrían que repartirla entre ellos.

Nuevamente le replicaron que sólo si les tocaba en partes iguales le ayudarían, entonces pensó en sus adentros el dueño aceptar la propuesta pero ya que estuviera el dinero fuera, llevarse su mitad. Solamente de esa forma todos quedaron conformes y se dieron a la tarea de escarbar en todo el rededor para sacar lo que en un principio creyeron era una olla, pero en realidad se trataba de una gran tinaja de cuello corto. Ya que estaba libre la vasija de tierra en rededor, entre todos la levantaron, pero en ese momento se escuchó el sonido de una cascada de monedas por lo que pensaron se había desfondado la vasija. Cuál sería su sorpresa al observar que la olla estaba intacta y se aligeró bastante el peso de la misma, entonces retiraron nuevamente la tapa y observaron que el dinero se volvió carbón por su avaricia. Carbón que vaciaron en el hoyo donde estaba la vasija y sólo le quedó como recuerdo al dueño de la hortaliza la tinaja que llevó a su casa, donde después de bien lavada fue utilizada para el almacenamiento de agua (1).

Referencias

1.- El hecho fue verídico y le aconteció al tío abuelo de la señora Antonia Estévez

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