LA SUBVERSIÓN…
Hacia el año de 1808, el Napoleón Buenaparte, despoja de su poltrona a Fernando VII, la legítima herencia del cornudo Carlos IV. Padre e hijo, en calidad de dominados, son remitidos en VTP a vacacionar unos años al castillo de Valencay en Francia. Los Ibéricos soportan y “curan las crudas” al pariente José “pepe botella” Bonaparte, ferviente adorador de Baco, que muy orondo y presuntuoso, se posó en el trono, siendo esto una humillante, perturbadora y fatal noticia, en este lado del mundo.
Por ese y otros motivos, las veladas bohemias de los tertulianos queretanos, se convirtieron en reuniones SUBVERSIVAS, en post de la independencia. Para disipar las suspicacias de los “metiches” y sobre todo de las autoridades, aparecieron en toda la comarca nuevas sedes con máscara de cenáculos, siendo la más importante la del presbítero José María Sánchez y más aún la de Epigmenio “el colorado” González Flores, que junto con su hermano Emeterio, mantenían armas encubiertas y miles de cartuchos útiles.
“El juramento de secreción” y la fidelidad so pena de muerte, fue determinante para los conspiradores en aquél año de 1810. En agosto, la asamblea plena, a la que asistió Hidalgo y sus huestes, se discutió los alcances de la conjura, el billete con que contaban, las personas comprometidas y fijaron el golpe para la primera semana del mes de octubre, completando el plan con la entrada triunfal a la Ciudad de México el 12 de diciembre de 1810.
La acción por supuesto no sucedió, ya que la efectividad de “los orejas”, pusieron en alerta al ejército realista que en un santiamén hizo su aparición en casa de los corregidores, ordenándole a Don Miguel el cateo de varias casas y aquí es donde empieza el gran dilema del santo varón, dado que las autoridades tenían la ligera sospecha de que habían puesto a “la iglesia en manos de Lutero” (mañana tercera y última parte).
Amigos un ligerillo descanso no sin antes recordarles lo que dijo Cicerón: “Preferiría la paz más injusta a la más justa de las guerras”.
Ánimo ingao…!!!
Con el respeto de siempre Julio Contreras Díaz.
Va un vals mexicano, ojalá sea de su agrado…