Daniel Badillo

¿Qué pretenden?

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DANIEL BADILLO

 

No, no entiendo qué pretenden tanto Miguel Ángel Yunes Linares como Andrés Manuel López Obrador con su intercambio de estiércol. Si ambos conocen las andanzas de uno y otro, lo correcto es que presenten las denuncias correspondientes y actúen por la vía legal para que se haga justicia. Me resulta difícil entender qué pretenden dichos personajes al crispar los ánimos de la población vertiendo mutuas acusaciones sobre corrupción y deshonestidad. Queda claro que los dos buscan llevar agua a su molino: uno evidenciando la supuesta corrupción del gobernador al portar un finísimo reloj cotizado en miles de dólares, y el otro anticipando que el candidato presidencial de Morena tiene prestanombres y ranchos por doquier, lo que seguramente busca abonar a la candidatura de su hijo, quien dicho sea de paso ya confesó a los veracruzanos que era “ingenuo” pensar en resolver la inseguridad en un año, como lo propuso su padre.

 

Vuelvo a preguntar: ¿qué pretenden? Más allá del escándalo mediático, ambos personajes se profesan un odio espectacular que pudiera transitar del ataque verbal a la violencia física entre sus huestes. Y es que en este mismo espacio la semana anterior comenté que la polarización de los discursos de campaña en los candidatos, y ahora en el Gobernador del Estado, podría originar enfrentamientos durante los próximos comicios. La razón es sencilla: el argumento se encuentra lejos de la propuesta y más cerca del ataque personal, lo que es peligroso en tiempos donde la violencia es pan de cada día en nuestro estado. No es la primera vez que el gobernador de Veracruz da a conocer información privilegiada sobre las tranzas y andanzas de personajes políticos. Creo, sin embargo, que esa no debe ser la función de un mandatario. En todo caso al tener conocimiento de hechos presumiblemente constitutivos de delito está obligado a presentar las denuncias correspondientes y llegar hasta las últimas consecuencias.

 

Lo peor que podría ocurrir, como en el vergonzoso caso de Eva Cadena Sandoval a quien se video grabó recibiendo cientos de miles de pesos de dudosa procedencia, es que todo termine en nada; es decir, en la no existencia de delitos. La ex militante de Morena ha regresado a su curul en el Congreso del Estado a pesar del escándalo y el uso mediático que dieron a su caso para debilitar a Morena. Esta vez, la nueva confrontación entre Miguel Ángel Yunes y López Obrador podría seguir el mismo curso: escándalo, escándalo y más escándalo. Lo cierto es que ante la polarización entre Morena y el gobernador emanado de la alianza PAN-PRD, el PRI y su candidato José Yunes Zorrilla, podrían terminar siendo los más beneficiados de esta comedia de enredos, pues analistas serios consideran que Cuitláhuac García restará más votos a la coalición “Por México al Frente”, que al propio PRI.

 

Mientras tanto no está demás insistir en que la sociedad debe participar por la vía pacífica y democrática en los comicios del primero de julio. La autoridad electoral debe convocar de manera urgente a la civilidad y a la concordia. Si López Obrador y Yunes Linares tienen pruebas de las tropelías de ambos que las presenten ante las autoridades competentes, pero que dejen de usar al pueblo como carne de cañón de una vez por todas. Ojalá, por el bien de Veracruz, que la sangre no llegue al río.

 

mariodanielbadillo@hotmail.com

 

 

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