Especial

UNA INVERNAL MAÑANA…

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Doña Rosario de la Peña y Llerena, rica, joven y hermosa mujer, oriunda de la ciudad de México, vivía en una casona ubicada a unos cuantos pasos de la Alameda Central. A esa mansión, llegaba lo más granado de la intelectualidad, para celebrar tertulias culturales, que el señor de la casa Don Juan de la Peña, frecuentemente organizaba.
En las reuniones pasaban lista celebridades como Ignacio Ramírez “el Nigromante”, el de Tixtla, Ignacio Manuel Altamirano, Don Francisco Zarco, el c ampechano Justo Sierra, los chilangos José María Iglesias y Luis G. Urbina y otros muchos picudos.
Un joven concurrente, estudiante de medicina, un buen día presentó dos obras de teatro y un libro de poemas, causando una delicia a todos los asistentes; eso fue suficiente para que  el saltillense llamado Manuel Acuña, nacido un 27 de agosto, pero del año de 1849,  formara parte de ese ateneo. Pues resulta que la Guapísima Rosario, con una ligera sonrisa y unos ojitos dormilones, deslumbró al efebo Manuel, que con una reacción de amor a primera vista, se lanzó con la jauría a la caza de la manceba, y ésta sorprendida, lo único que pudo decir fue “nones, no estoy interesada, ¡sí pero no!»
UNA INVERNAL MAÑANA, el insistente Manuel fue en busca de Rosario, que por supuesto no la encontró y afuera de la casa, sentado en la banqueta le escribió: “¡Pues bien! yo necesito decirte que te adoro, decirte que te quiero con todo el corazón; que es mucho lo que sufro, que es much o lo que lloro, que ya no puedo tanto, al grito que te imploro, te imploro y te hablo en nombre, de mi última ilusión”…
Manuel Acuña de 24 años, se suicidó por el amor no correspondido. Escasos tres años antes de su muerte, un 27 de agosto pero del año de 1870, nació Don Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo y Ordaz, cuyo seudónimo fue Amado Nervo, otro grande, del cual nos ocuparemos más adelante.
Amigos, la abuela decía que de “músico, poeta y loco, todos tenemos un poco”
¡Ánimo ingao…!
Con el respeto de siempre Julio Contreras Díaz
El DJ está enamora’o, no cabe duda…

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