51 años del primer voto femenino
Por Linda Rubí Martínez Díaz
Hola amigos lectores, les saludo con el cariño de siempre. La lucha a favor de los derechos de las mujeres en nuestro país tuvo uno de sus grandes momentos de éxito cuando el 3 de julio de 1955, por primera vez se emite el voto a la ciudadanía en general, sin tomar en cuenta la distinción de género. Este hecho significó la consolidación en el reconocimiento de los derechos políticos de las mujeres, cuyo antecedente fue la reforma al Artículo 34 de la Carta Magna. Sin embargo, aún quedaban retos por superar, como la aceptación ideológica y en entornos costumbristas.
La historia la escriben los vencedores y muchas veces no se les da crédito a las mayorías que propiciaron los éxitos. Las mujeres fuimos cruciales en el periodo revolucionario, no solo como apoyo sino en los frentes de guerra. Sin embargo, el reconocimiento no solo queda reducido a los hombres sino también a un grupo concreto: a los líderes y caudillos, los cuales fueron trascendentales para que las cosas pasaran. Pero no se trata de negar su papel sino el de reconocer que fue una totalidad movilizada y anónima la que en realidad hizo la revolución. Y la mitad de ellos eran mujeres.
Aunque en un principio este esfuerzo no fue reflejado en la Constitución de 1917, puesto que no había suficiente preparación ideológica, la lucha para la apertura política fue caminando a pasos firmes. Es con Ruiz Cortines como se consolida esta petición relevante para la vida pública. El reto ha sido superado y hoy en día no solo es posible no mirar la distinción de mujeres y hombres para votar y ser votados, sino que también hay leyes que están regulando la equidad en la representación.
El reto por delante es crear ambientes seguros para evitar la violencia específica hacia nuestro género. Se requieren programas que promuevan la defensa de derechos y la convivencia armónica. Se debe aspirar a una sociedad en la que la igualdad sea algo común entre los seres humanos.
Nos leemos la próxima, que Dios los bendiga.