Ars Scribendi

CAMBIO DE DOMICILIO

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Rafael Rojas Colorado

8ª. parte

Fue ese tiempo en el que las mujeres que iban a dar luz buscaban a doña Ramona Hernández, a doña María o la señora Julia Villa Córdoba entre otras más, las de mejor condición económica las asistía el doctor Daniel Tovar quien atendía estas necesidades de la comunidad, cuando alguien se lastimaba un hueso recurría a don Celestino Martínez, hombre longevo arraigado por el barrio de paso ancho, si no quedaba bien, los conocimientos de traumatología estaban al alcance del médico José Polanco Ruiz, quien mantenía las puertas abiertas de su farmacia “Cruz Roja” en la avenida Constitución, la misma que había pertenecido a don Cristóbal Sayago, la atendía Araceli Mávil, Martha Venegas y Eduardo Hernández, Virginia Colorado Estévez se desempeñaba como enfermera, lo apoyaba en los partos, bañaba los recién nacidos, hacía curaciones y también despachaba en la farmacia. Una voz firme y bien timbrada anunciaba la presencia de Abraham Moreno Segovia, médico de cabecera de innumerables ciudadanos que atestiguaban la lentitud de los años que mediaba el siglo XX, de la bruma emerge el doctor Antonio Orozco, ambos tenían su consultorio en el barrio de la luz, cuando los nietos recuerdan los males que aquejaban la salud de los abuelos pronuncian el nombre del doctor José Julián Palacios Texon, Ernesto Martínez, Rafel Moreno, Jorge Gálvez Contreras, Fernando Herrera. Odón Jácome y Miguel Díaz aún sobreviven, el personal que conoció la disciplina de la puntualidad en el trabajo, fue la que laboró cuando el doctor Sebastián Flores Villalobos ocupó la dirección del Hospital Civil. Los padres de familia llevaban a sus hijos con el doctor Hugo Jorge Muro Montero, aunque fue médico general. Estos hombres estudiosos del arte de la medicina formaron parte de una época apacible en la vida de Coatepec que, al evocarla, es imposible contener los suspiros.

            Otro atisbo que acercaba el progreso lo fue en el año de mil novecientos sesenta y cuatro con la inauguración de la clínica 17 del Seguro Social. El acto se llevó a cabo el veinte de noviembre desde las lomas del estadio. El presidente de la República licenciado Adolfo López Mateos, el gobernador del estado Fernando López Arias y la presencia del director del IMSS a nivel nacional, don Benito Coquet, a distancia inauguraban cinco hospitales: clínica 11 de Xalapa, Tuzamapan, La Concha, Mahuixtlán y Coatepec que había comenzado a dar servicio en los primeros días del mes de septiembre.

Fueron esos tiempos en los que se decía que la taquigrafía se escribía tan de prisa como se habla, este arte lo enseñaba la maestra Humbertina Villa en su Academia Hidalgo, las maestras enseñaban a sus alumnos a leer cantando las sílabas y los niños leíamos a Memín Pinguín, Kalimán, Superman, Gene Autry, El Llanero solitario, Roy Rogers, Chanoc, y las amas de casa a la Doctora Corazón y Lágrimas, Risas y Amor, cuando notábamos que alguien tenía miedo solíamos decirle chopi cao cao. Recuerdo que me gustaba coleccionar fotos de los Beatles, empezaban a escalar hacia la fama con su revolucionario estilo; las emociones siempre estaban presentes y a las mujeres se le enamoraba con palabras románticas, se les llevaba serenata al balcón; se les escribía recados o cartas y se les regalaba una fotografía con dedicatoria o viceversa. Estas costumbres correspondieron a una época en la que se quedó atrapada nuestra niñez y la adolescencia, una forma distinta de visualizar al mundo y la moda que difería de la actual.

            Pero el tiempo conspira y siempre tiene prisa, con suma discreción sorprendió a los naturales, poco a poco les fue presentando el progreso que, tal parecía no afectar la quietud del pueblo, pero conforme fueron transcurriendo las décadas, se volvió mucho más inmisericorde, y en un parpadear de ojos sepultó para siempre al Coatepec que parecía flotar en el ensueño de la provinciana; al evocarlo, nos invade una sensibilizadora resonancia acompañada de gratos recuerdos que reposan en el crisol de aquella irrepetible época, que hoy solo se dibuja en la mente colectiva de los ciudadanos que tuvimos la fortuna de vivenciar la niñez y adolescencia en esa etapa de nuestro existir en un pueblo que, a esta distancia, nos parece de ensueño¡ El progreso y el tiempo no se pueden detener!

Amable lector, gracias por acompañarme durante ochos semanas a un paseo por las viejas calles del Coatepec de ayer.

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