8 DE MARZO ¿QUÉ TOCA HACER?
8 DE MARZO ¿QUÉ TOCA HACER?
Por Renatta Vega Arias
Mucho
se ha dicho que el 8 de marzo no se celebra nada, porque en realidad se cumple
otro aniversario luctuoso por un grupo de mujeres que perecieron en la Fábrica
Textilera Cotton, abrasadas por el fuego mientras trabajaban. Este hecho,
acaecido en 1908 en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos de Norteamérica, en
el que murieron 129 mujeres, puso en evidencia las pésimas condiciones de
trabajo, como la enorme inseguridad e insalubridad de las instalaciones, tanto como
el salario, el maltrato, los horarios y muchas situaciones más. Gracias
a la iniciativa presentada por Clara Zetkin, líder del “levantamiento de las
20.000”, oficialmente se proclamó esta fecha como el Día Internacional de la
Mujer Trabajadora. Luego de muchos años de lucha. Al paso del tiempo, ya no
solo se trabaja para fortalecer las condiciones de la mujer en el aspecto
laboral, sino que se ha extendido a todas las áreas de la existencia.
Se ha
dicho ya, y conviene recordarlo, porque entonces, honrar su memoria nos lleva
directamente a honrar a las mujeres cuyos esfuerzos resultaron en la mejora de
esas condiciones; esfuerzo sosteniendo por generaciones y generaciones a lo
largo de la historia, hasta llegar a estos días, en los que queda mucho aún por
conquistar, a la par de agradecer a quienes han empeñado su esfuerzo para ello.
Con esta efeméride como referencia, la causa de las mujeres se recuerda hoy.
Pero
honrar no es solo recordar, llevar flores y abrazarnos. Honrar, es también hacer
consciencia de hasta qué punto nosotras mismas, en el ejercicio de diversos roles,
traicionamos esas conquistas, no ya en lo laboral, sino en lo social y
cotidiano.
Desde
luego, hay muchos cambios en la sociedad, pero también es necesario que algunas
prácticas desaparezcan definitivamente. Es importante que queden atrás los embarazos
propiciados para persistir en una relación o para propiciar un matrimonio o, en
todo caso, conseguir un aporte y cuidado económico permanente.
Erradicar
el uso de la sexualidad para conseguir beneficios en algún área específica; o
el uso de puestos estratégicos del servicio público o privado, para competir
deslealmente, boicoteando a otras mujeres, solo por inseguridad.
Dejar
atrás la victimización, salirnos de una vez de la manipulación, dejar de
esperar que otra persona se haga cargo de nosotras, cediendo así nuestra autonomía
a cambio de comodidad. Reconozcamos que muchas mujeres deciden ceder su
dignidad por no saber cómo enfrentarse a la vida.
Sí, se
han alcanzado ventajas inimaginables hace pocas décadas, gracias a los
esfuerzos de muchas mujeres y ahora nos toca llevar esas conquistas a nivel
personal; estudiar, prepararnos, trabajar para ser independientes; tomar en
nuestras manos el propio poder, crear un patrimonio propio y enseñar a los
hijos esos valores.
Para
muchas mujeres ya es impensable seguir reproduciendo estas prácticas que nos
debilitan y eso es maravilloso, pero reflexionemos, cada una de nosotras, si
estamos aprovechando la libertad y las oportunidades que tenemos, eso es
empoderarse también, eso es reaccionar y quitarse de ese sitio donde somos el
blanco para la injusticia, es hacernos cargo de nosotras mismas y, con ello,
conquistar nuestra libertad.
Seamos
capaces de identificar la violencia en nosotras, en nuestras actitudes;
reconozcamos que la violencia no es solo de género. La violencia viene desde
dentro de cualquier individuo, la incubamos todos, porque nace de las
frustraciones y la ejerce quien quiere, porque puede y porque no tiene miedo, porque
física y materialmente tiene superioridad y porque cree que no va a sufrir
consecuencias. Pero sí hay consecuencias, la violencia a cualquier nivel es una
onda expansiva que se hace evidente en toda la sociedad.
Estas
palabras mías tienen el objetivo de sumar, no de excluir ni descalificar, sino
provocar un poco de cavilación, porque considero que en estos tiempos en que la
guerra vuelve a tomar un aspecto global – porque realmente nunca ha dejado de
haber guerras en algún lugar del planeta – tal vez reflexionar íntimamente sobre
nuestras actitudes, será lo más responsable.
La
energía femenina no es de debilidad, se apoya en sus propias fortalezas y no
tiene que ver con la identidad sexual. La energía femenina habita en cada ser, en
hombres, mujeres y en todas las personas identificadas con cada una de las preferencias
por las que se puede optar; porque es la que defiende la vida, la que está en
la creatividad, en la armonía, en la protección, en la colaboración. Y es esa
energía y su potenciación la que nos está haciendo falta.
Día de
la mujer, buen motivo para retomar y acrecentar la energía femenina; para,
amplificarla y trabajar en torno a ella. Y de aquí, para siempre.
Amorosamente,
un abrazo.
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