A 100 años de El Secreto
A 100 años de El SecretO
Novela de María Enriqueta Camarillo y Roa de Pereyra
Por Jesús J. Bonilla Palmeros
Cronista oficial de la Coatepec
En
1921 la insigne escritora María Enriqueta Camarillo y Roa crea una de las obras
que le permitió alcanzar la proyección internacional, en particular nos
referimos a la creación y la publicación de su novela “El Secreto”, obra cuya
trama se centra en las diversas vicisitudes que vive una familia de posición
económica desahogada, misma que de la noche a la mañana se ve fuertemente
afectada por la quiebra de su empresa minera. Desde ese momento se van
concatenando una serie de problemas, que les obliga a vender sus posesiones más
preciadas y el cambiarse a una casa de menor valía. Lugar donde los dos hijos
de la familia vivirán cada uno a su modo la austera situación, sobre todo el
niño, quien dará rienda suelta a los arrebatos de su infancia, determinada por
una actitud rebelde que no respeta a nadie y diariamente genera dolores de cabeza
a los atribulados padres.
La
desesperante situación determina que el padre de familia, acepte una vacante de
empleo en el extranjero y el ausentarse de los suyos por un tiempo prolongado.
Tiempo en el que su hijo (personaje principal), deberá reflexionar sobre su
conducta rebelde, misma que se verá paulatinamente modificada a raíz del
fallecimiento de la abuela, la enfermedad de su madre y la desesperante
ausencia de noticias del padre. Situaciones que le llevarán a una serie de
conjeturas en su atormentada mente infantil, como parte de un complejo proceso
que le permitirá alcanzar la madurez.
María
Enriqueta planeó y redactó su novela “El Secreto” en el año de 1921, tiempo que
le permitió pulir la obra y ultimar detalles con la inclusión de la respectiva
dedicatoria en el mes de enero de 1922, pasa a imprenta y sale de la misma a
principios del mes de
marzo en los talleres de la Casa Editorial-América en su colección Biblioteca Andrés Bello. La primera edición vio la luz en la ciudad de Madrid, España, lugar donde prontamente recibió elogios de los más afamados literatos de su época, cuyos comentarios se divulgaron tanto en revistas como en los diarios de mayor difusión en Europa y América.
Cuatro
años después es traducida la novela a los idiomas portugués y francés,
ediciones que recién salieron de la imprenta se promocionaron a través de
exaltados comentarios, entre ellos el Dr. Luis Lara Pardo Corresponsal Especial
de EXCELSIOR en París, quien envió el siguiente texto: “Brillante triunfo de la
Poetisa MARÍA ENRIQUETA. PARÍS. Enero 2- Acaba de salir de las prensas la
traducción francesa de la
novela “El secreto” de María Enriqueta. Esta publicación marca una fecha importante, porque es la primera vez que una novela mejicana ha sido traducida al francés y publicada no solamente a expensas de la casa editora, sino pagándole esta casa a la autora, los mismos derechos que a los escritores franceses. Me constan los detalles de la operación, por haber intervenido en el contrato.
Hasta
hoy se habían publicado traducciones de obras de interés científico, histórico
o político, pero es la primera vez que una obra literaria mejicana, merece los
honores de la traducción. Además, la casa editora ha incluido este libro en la
colección titulada “Les Cahiers Féminins”, en la que están llamadas a figurar
solamente obras de verdadera importancia.
La
versión francesa fue hecha por la señorita Ágata Valéry, hija del gran poeta
francés, recientemente nombrado académico, y revisada por la señorita Matilde
Pomés, autora de algunas versiones de libros de Unamuno. La casa editora creyó
necesario revisar la traducción con sumo
cuidado y gracias al entusiasmo que había por publicar el libro, se hizo el
trabajo con empeño e interés, bajo la dirección del vicepresidente del comité
de los “Cahiers”, el señor Don Abel Fevret de la Biblioteca Nacional de París
(Del diario EXCELSIOR de Méjico. Enero, 3 de 1927)”
María
Enriqueta en su novela El secreto refleja una serie de vivencias y angustias que vivió en su niñez tal y como lo
reveló en una entrevista, cuando le preguntaron ¿Cuál era su novela preferida?,
a lo que contestó lo siguiente:
“A
mi novela El secreto, porque en el
héroe de ese libro he vaciado muchos de los angustiosos dolores que hubo en mi
espíritu cuando yo era pequeña. Dicen que los niños son felices: yo de mí sé
decir que sufrí extraordinariamente y sin causa justificada. ¿Un detalle de
esos sufrimientos? Este, por ejemplo: invitada frecuentemente por mis amigas
para pasar la noche con ellas y sus hermanos jugando todos bajo los altos
árboles de sus patios y jardines allá en mi amada Coatepec; cuando el regocijo
y
animación llegaban al delirio; cuando en los ojos, en los labios y en la voz de aquel inquieto coro de chiquillos no había sino éxtasis, luz, acentos de júbilo, movimiento y vida, yo, repentinamente, lo mismo que si una brusca mano me hubiese dado de pronto un golpe en el corazón, sentía que esa entraña comenzaba a palpitar con fuerza aterradora, e instantes después, una voz de timbre extraño, de timbre que no he podido olvidar jamás, parecía decirme al oído con misterio: ¡Corre, vuela hacia tu casa, porque ya tu querida madre no está en ella!… ¿No está en ella? –repetía yo-. Esa frase me hacía más daño que una puñalada. Y así, transida de dolor, pero sin decir una palabra de esto a mis compañeras de juego, salía violenta y furtivamente, corría por las calles como una loca, llegaba casi desfallecida a la puerta de mi casa, después de golpear en ella desesperadamente para que me abriesen pronto, entraba a escape, cruzaba como un relámpago el larguísimo corredor, y así, anhelante, sofocada, con media vida, casi arrastrándome porque la huida por las calles había sido sin la menor interrupción, recorría la casa entera, buscando atropelladamente por todos los rincones; salía y entraba, sin concierto alguno, en la sala, en el comedor, en las alcobas, y no me calmaba de aquella profunda angustia, sino hasta arrojarme en los brazos de mi adorada madre, a la que apretaba convulsivamente, mientras ella, al mirarme en ese estado, me decía con extrañeza y aflicción: pero, ¿qué tienes, hijita, qué tienes?… Tal fue mi vida en la infancia. Mucho sufrí en ella silenciosamente. Y por eso, al escribir mi novela El secreto, como un desahogo aliviador, quise poner en el temperamento del héroe toda la imaginación torturadora que tanto dañó mi niñez. Tales son el motivo y la causa de ese libro…”
Hermosa
justificación de la excelsa poetisa, nos transporta a los contextos
decimonónicos del Coatepec de aquel entonces, a sus vetustas casonas inmersas
en la exuberante vegetación de la campiña, donde tiene lugar el desarrollo de
las vivencias y avatares por los que pasan cada uno de los actores en su novela
El Secreto. Razón por la cual la lectura de la citada obra, nos transporta a un
Coatepec que llena de nostalgia a los adultos mayores y despierta el interés
entre las generaciones más jóvenes por ahondar en las características de la
ciudad a fines del siglo XIX.
Referencia bibliográfica
Doctor, Ángel, María Enriqueta y su
obra, M. Aguilar Editor, Madrid, España, 1943