PLUMAS DE COATEPEC

«A Guille»

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"a Guiller"

A la memoria de Guillermina Pomares Estévez

Cuando miro hacia mi pasado y me reencuentro con mi niñez, aquellos años de orfandad sin vislumbrar ningún horizonte halagador, solo la rutina cotidiana que me envolvía en aquellos lejanos años de soledad.

Vivía con la tía concha, mujer de avanzada edad que se hizo cargo de mi al morir mi madre. Fue entonces que un bendito día del año de 1965, nos visitó la tía Sara que ya vivía en la ciudad de México, preguntó a mi tía abuela que a que me dedicaba, puesto que su hija Guillermina tenía la intención de que yo estudiara un poco más, ella me costearía el curso de secretario Comercial en la Academia Hidalgo de Coatepec, Veracruz, puesto que, Guillermina, estudió en ese liceo y conocía muy bien a la maestra Humbertina Villa. En poco tiempo ya estaba recibiendo los cursos de: taquigrafía, mecanografía, Archivonomía, Contabilidad, Aritmética entre otros más que me formaría para contar con un recurso para ganarme la vida.

Pero lo más importante y valioso de esta evocación es la sustancia de un noble corazón que, a pesar de la distancia, se preocupaba por mi vida. La tía Sara y Guillermina inclinaron sus buenos sentimientos para darme ayuda en esos momentos de necesidad. No son pocas las veces en las que, con nostalgia y sentimiento, recuerdo este noble echo de esas buenas samaritanas y la emoción me acompaña, en la bruma de la distancia no se ha extinguido ese bello recuerdo que hace vibrar mi cuerpo. Gracias Guille por tanta bondad.

La tarde del 4 de abril de 2022, se me anudó la garganta y me fue imposible detener un par de lágrimas que asomaron a mis cansados ojos y resbalaron lentamente por mis mejillas, pues me avisaron que Guillermina pasó a mejor vida, una mujer de prominente belleza física y espiritual, ha sido llamada al reino de los cielos, en donde los ángeles con música celestial, le dan la bienvenida, allí convivirá con su madre, la tía Sara. Sin duda deja un testamento de gratitud a la vida. Gumercindo Padilla, su esposo y compañero de vida y sus hijas Julieta y Norma Angélica lloran su partida, pero a través de ellas seguirá viva en los rasgos físicos y de conducta y los bellos y maravillosos recuerdos compartidos como familia.

Prima Guille, mil gracias por aquel gesto pleno de bondad hacia mi persona cuando más lo necesité en aquel lejano ayer. Dios te arrope entre sus brazos y tu recuerdo siempre estará presente en mi corazón elevando una plegaria por tu eterno descanso. Guille, hasta siempre.

rafaelrojascolorado@yahoo.com.mx