A LA MEMORIA Y RECUERDO DE MI TÍA LUPITA ENRÍQUEZ
A LA MEMORIA Y RECUERDO DE MI TÍA LUPITA ENRÍQUEZ
«Si la muerte de todo ser causa dolor, con
mayor razón la de un familiar».
Y es que son muchos factores los que
intervienen en el entorno y seno de toda familia, que lo produce la muerte de
un ser querido, pues las reacciones en lo emocional además de resultar de una
gran intensidad, igual pueden ser duraderas, y de consecuencias incalculables.
Expertos en tanatología coinciden en señalar
que en casi todas las familias el duelo por la pérdida de un ser, les afecta de
una manera diferente, pues en algunos casos altera la salud de los están bien –
o aparentan estarlo – y que rodean a quien partió. O sea, – el duelo a
cualquier edad afecta y altera.
A mitad de los 70’s inicie estudios de
secundaria en la Esc. Gral. Miguel Alemán en Coatzacoalcos, Ver., y mis abuelos
y padres me llevaron a casa de mi Tía Lupita, tenía pocos meses de casada con
el Tío Lalo – amante de los toros, el cine, la convivencia con amigos y familia
– y a dos cuadras de la Escuela, me aloje con ellos durante un año, en el 509 –
C de la Avenida Revolución, la que comenzaban a pavimentar con concreto
hidráulico desde Av. 16 de Septiembre a Nicolás Bravo, cerca del parque
Hidalgo, a donde practicamos básquet, voleibol, fútbol y béisbol.
Mi Querida Tía despertaba y a la vez me
levantaba a las cinco am dado que la primer clase era con el Maestro Francisco
Mata Aguilar – Español – e iniciaba a 06:10 a.m., debía bañarme y desayunar, y
servía para platicar un rato.
El viento de norte en cierta época del año –
era empanizado de manos y rostro por el vuelo de la arena – y con lluvia o sol,
me esperaba a comer, sea en casa o para ir a saborear la cocina de Don Luis
Ponce y la Güera Jiménez en el Restaurante Volaré en pleno centro del antiguo
puerto México.
Hoy como aquel estudiante de la secundaria
entiendo que la muerte es permanente, y lo mágico es tenerla presente sabiendo
que está ausente ahora Mi Tía.
Me dijo Mi Abuela Paterna «Mamá Bina»
al fallecer su hermano, Mi Tío Miguel; «Piensa que se fue de viaje y que
volverá, no debes estar triste», y es que horas antes había platicado con
él en la casa de Tía Kala (1979), en Cosamaloapan.
En 2008 al perder a mi Papá y a mi Tía Tulita
– monja – en la misma fecha (16 de
julio), fue un dolor que jamás he sentido ni deseo volver a vivirlo, son
acontecimientos más allá del estrés, y obligan a una nueva adaptabilidad de ahí
que se llame duelo, del latín dolus (dolor), y eso nos lástima al afligir los
sentimientos ante una pérdida de los seres humanos.
Abrazo a mis primos hermanos Lalo, Alex y
Viole, y a todos mis tíos, tías y en conjunto a la familia Enríquez González,
mi sangre paterna.
DE
SOBREMESA
La vida que Dios Todopoderoso y Eterno nos
regala, a veces nos aporta días de claroscuros.
QEPD (Tía Lupita) Dina Guadalupe Enríquez
González, y por quien con fervor elevó mis oraciones ante Dios Nuestro Señor.
UN CAFÉ
LECHERO LIGHT
Recuerdo un festejo de cumpleaños que me
organizó junto a compañeros de escuela,
y a quienes están en mis oraciones con cariño.
Y en esas vivencias está presente mi Querida
Tía Lupita, como en otras más al recibir una llamada o visitarla y oírle decir;
«hola mi rey».
La hermana menor de mi Papá, fue consentidora y
solidaria. Descanse en Paz Querida Tía Lupita, ha sido una buena y
extraordinaria mujer, madre, amiga, hermana, esposa, compañera, suegra, abuela,
tía, confidente, pero sobre todo, altamente sensible ser humano.
¡ES
CUANTO!