A más internet, más fracaso escolar
La otra versión:
René Sánchez García
Existe actualmente en México, particularmente entre los padres de familia y los profesores, una gran preocupación por lo que sucede con relación a los bajos promedios que obtienen los estudiantes de los ciclos de primaria, secundaria y bachillerato en las evaluaciones de diagnóstico nacionales y en los rendimientos de sus centros escolares; al igual esta preocupación aumenta por el alto número de reprobados en las asignaturas de Matemáticas, Física, Química, Inglés y las relacionadas con el lenguaje y la comunicación. Pero aún más, cuando observan los resultados negativos obtenidos en los exámenes de ingreso a estudios universitarios o superiores.
Mientras el modelo actual educativo en México recomienda que deben incorporarse a los planteles educativos todos los avances de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), a fin de lograr no sólo avances en la calidad de la educación de los jóvenes, sino primordialmente que todos quienes componen la comunidad escolar se integren a la sociedad global; lo cierto es que las condiciones socioeconómicas actuales en México no han permitido se alcance este objetivo. Pues lo datos de Pisa y Enlace nos muestran una cruda realidad: la educación básica nacional está en crisis, pese a las reformas que se han implementado a partir del sexenio gubernamental actual.
En el número 3 de la revista bimestral El mundo de la Educación, correspondiente a los dos primeros meses del año de 2018, dedicado por entero a este tema de las tecnologías de la informática y la comunicación, viene un reportaje de la periodista Mónica Bergós Hernández con el título de “A más internet, más fracaso escolar”, donde da a conocer un estudio (entre 6,000 estudiantes de secundaria) llevado a cabo en España el año pasado y en la cual concluye que “los estudiantes que pasan más horas en la computadora sin la supervisión de sus familia obtienen peores resultados escolares”. No enjuicia de manera negativa a las TIC, ni tampoco propone no se usen en la escuela, sino que señala se debe prevenir el mal uso de estas tecnologías.
Si bien el estudio fue realizado en España, lo cierto es que en México el uso indiscriminado del internet por medio de celulares, tabletas y otros dispositivos, ha restado en el estudiante el interés por leer, estudiar, comprender, razonar, interpretar, resolver, imaginar, etc. En los profesores, considerar que lo que aparece en los distintos sitios web es lo ideal para llevarlo al salón de clase como construcción de un nuevo aprendizaje, sin comprobar si dicho material es verdaderamente confiable y útil para diseñar razonamientos. Los jóvenes, además de perder tiempos valiosos para dedicarlos al estudio de sus asignaturas, ocupan estos instrumentos sólo para “conversar con sus amigos a través de las redes sociales, o los chats, consultar su correo electrónico, entretenerse en juegos on line y bajar melodías y fotos”.
Larry Cuban, profesor emérito de la Universidad de Stanford y crítico de las TIC en las escuelas, señala: “éstas han sido un gasto que no se justifica. La idea de que los educadores van a cambiar su forma de enseñar con las TIC y de que el alumnado aprenderá más y mejor, aún está por verse”. Roberto Shapiro menciona: “No se trata de un asunto de computadoras, cables y conexiones. La capacitación y el acompañamiento a los docentes son ingredientes esenciales”. Queda a los padres, profesores, alumnos y la sociedad, profundizar en el tema y vigilar el buen uso de estas herramientas.
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