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A menos que me llamara Chapo

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A menos que me llamara Chapo

Por Salvador Muñoz

Algo estamos haciendo mal, es evidente. La pandemia no se tomó como una oportunidad, ni por ciudadanos ni por autoridades. El regreso a clases puede ser uno de los tantos ejemplos para unos, pero el más agravante y preocupante son los 18 meses en medio de una pandemia donde a veces pareciera que no hay puerta de salida ni con todo y vacunas…

Chequen dos datos:

La peste bubónica, allá por 1340, nos habla de millones de muertos con tres décadas aproximadas de duración. Sólo sitúese en el ámbito de higiene y conocimientos que para esa época se tenían… Giovanni Boccaccio nos platica parte de ello en su Decamerón.

La gripe española, sucedida hace casi un siglo, pudiéramos decir que tuvo una duración de dos años cuando la Salud allá por 1920 era un lujo.

El mundo avanzó en tecnología, en conocimientos, pero parece que la educación no alcanzó a sus habitantes.

Va el ejemplo.

Se supondría que a estas alturas donde un teléfono celular concentra videollamadas, mensajería, cámara y videos, además de acceso a un sinfín de variados conocimientos podría dar al ciudadano las mejores herramientas de aprendizaje al alcance de nuestros dedos, pero la realidad es un madrazo en pleno “chipo” de la mayoría de los padres que hoy enfrentan el dilema del regreso a clases o no de su hijo.

Sí, la escuela bien debería de ser un paseo educativo, una simple guía, para que en casa, los niños navegaran por el mundo de la internet y sacaran sus propias conclusiones para cruzar la información en el aula… una especie de educación abierta… el madrazo del que les hablo, al menos en México, es que no todas las casas están en igualdad de condiciones para acceder al conocimiento que puede brindar la internet… la reciente pandemia lo demostró con la dificultad que hubo con las clases a distancia.

 

A lo mejor por eso es que para educar a nuestros niños sea necesario el regreso a clases, aunque ello evidencie otra realidad: quizás muchos padres olvidaron un ligero detalle, no por desidia, sino por necesidad de trabajar… que en el hogar, se educa; que en la escuela, se aprende… afortunado el padre o la madre que tiene tiempo para estar al tanto de la educación de su hijo sin dejarlo a la suerte de lo que aprenda en la escuela.

 

Hay padres que apuestan al regreso a clases y hay otros que no… razones pueden ser muchas para que se enfrenten a esta bifurcación aunque la principal para los que se niegan a firmar una responsiva puede ser ese discurso tan confuso que desde el inicio de esta pandemia, nuestras autoridades, nuestro gobierno, nuestro presidente, han enviado: una pandemia como anillo al dedo; una pandemia domada; una curva aplanada; una fuerza moral que no contagia; la sana distancia sin respetar; el desuso de un cubrebocas que no era considerado útil y que luego sí; un regreso a clases a la fuerza; el correr un riesgo con el regreso a clases que implica poner en riesgo a nuestros niños; un presidente que libera a un delincuente para salvar a 200 inocentes, pero que manda en medio de un estado crítico de salud (a ojo de buen cubero) a unos 25 millones de niños y niñas de educación básica a la escuela; un presidente con un discurso erróneo, equivocado, engañoso…

Puede que los padres y maestros que no quieren el regreso a clases tengan cantidad de excusas o razones para no apoyar esto, y una de éstas, quizás sea que no se puede confiar en quien protege al hijo de un narco pero pareciera que no le preocupan los hijos de los mexicanos… ¿será necesario poner el caso de los niños con cáncer…? ¡No lo creo! Si como Presidente, sus actuaciones me hacen dudar, si AMLO fuera Maestro realmente yo no le confiaría al Peje el cuidado de mis hijos… a menos que me llamaran Chapo.

 

smcainito@gmail.com