A MICHAEL JACKSON Y CUITLÁHUAC LES GUSTAN LAS “PALOMITAS”
A MICHAEL JACKSON Y CUITLÁHUAC LES GUSTAN LAS “PALOMITAS”
Por Edgar Hernández*
Por fin, le encontramos ese
gusto escondido, esos tres pies al gato, esa afortunada coincidencia que solo
se da entre las estrellas:
Al “Rey del Pop”, Michael
Jackson y al Virrey jarocho, Cuitláhuac García, les gustan les palomitas.
Bueno, al primero, al
cantante, le gustaban porque ya se peló.
En realidad, descubrir tal
acontecimiento no fue fácil. Hubo que investigar y esperar que el gobernador de
8 millones de veracruzanos manifestara sus gustos, pero finalmente se dio.
Fue de manera inesperada, acaso
digna de un mandatario dueño y señor de tierras y destinos, a quien finalmente lo
entendemos en sus afanes y apetitos, no por el gusto en favor de la educación, tampoco
por la salud de los pobres, ni el empleo para los profesionales, menos por su
lucha contra la corrupción.
No, no…
Su gusto, lo que
verdaderamente lo mata, son ¡Las palomitas! -creo que de maíz-.
Igualito que el Rey del Pop,
que santa gloria esté después de su pasado pederasta, de luchar toda una vida
contra su color de piel oscuro y ser adicto a las drogas y no precisamente de
dinero, al Cuic le gusta ver el cine con palomitas en ristre.
Un secreto por años guardado, su
gusto por las palomitas, finalmente es del dominio público.
Y eso no fue nada fácil.
De hecho resulta menos
complicado saber que en breve la gasolina bajará a 10 pesos cuando se inaugure
Dos Bocas o cuando se vaya, por qué dijo tantas mentiras el Peje.
Cuitláhuac, en ese afán de
ironizar los pleitos internos del PAN, seguro que se le salió ese: “…y yo, como
Michael Jackson comiendo palomitas”.
¿Una revelación que todos
aplaudieron?
¡Creo que no! Más bien fue una
confesión de la cual todos se rieron como cada vez que abre la boca y habla con
ese cantadito modo costeño, típico de la marisquería “La Ilusión” de la
Villahermosa, en Xalapa.
Hay quien dice incluso, que
por fin Cuitláhuac encontró una feliz coincidencia con una celebridad, el gusto
por las palomitas.
Hurgando en la historia del
cantante, en efecto, gustaba de esa golosina en la misma proporción que
degustaba de los niños que llevaba a su casa; hacía más ligera su tormentosa
vida a pesar de ser el elegido de los dioses desde temprana edad por sus dotes
de cantor, que le permitió amasar una inmensa fortuna que dio, en parte a sus
tutores y a su familia.
Al nuestro, a nuestro héroe,
de quien habría que insistir que no dice más tonterías porque no tiene más
horas el día, en los hechos y comprobado, es más que Michael Jackson, es un
hombre de acero.
Le han puesto todos los calificativos,
insultado, impuesto sangrientos apodos, ironizado, ridiculizado, exhibido ante
su patrón López Obrador, señalado por Morena como el “Patito Feo”, cuestionada
su homosexualidad y censurado por su nula habilidad política amén de arrastrar
una imagen por suelos, pero… ¡magia!
¡No pasa nada!
Dicen que cuando el llamado
Rey del Pop murió encontraron en su mansión decenas de maniquíes por toda su
casa, que algunos dicen ponía para no sentirse solo.
Siempre fue objeto de maltrato
por su padre cuando niño y adolescente y ya de adulto lleno de fama,
simplemente dejó de verlo y ayudarle.
Bailaba como los verdaderos
ángeles.
Y sus complejos lo llevaron a
las cirugías para poner su piel blanca y fina, sin dejar sus caprichos por las
palomitas de maíz.
El cantante era frágil,
sensible, emotivo y vulnerable… y muy solitario, describen sus familiares y
amigos, pero le gustaban las palomitas.
Igual que Cuitláhuac vidas son
paralelas.
¡Qué suerte tenemos los
veracruzanos!
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo