Acoso y discriminación en la Casa de la Cultura Jurídica de la SCJN
Acoso y discriminación en la Casa de la Cultura Jurídica de la SCJN
Por Edgar Hernández*
¡Entre la sabiduría
de Francisco Berlín y la ignorancia de un “payaso” recomendado!
La
Cuarta Transformación sigue arrojando bazofia.
Procedente
de Ensenada, Baja California, sin la preparación académica adecuada y salpicado
por los abusos y complejos de gran señor que da el nunca haber tenido un cargo
público o ganado prestigio profesional alguno, Luis Iván Juárez Segovia,
encabeza la Casa de la Cultura Jurídica de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, en medio de una revuelta laboral.
La
tan acreditada oficina que por lustros fue la sede la sabiduría y cultura
jurídica, hoy es un changarro donde la especialidad son los tacos de cabeza y
las tecates, tan del gusto del chairo que la encabeza.
Hoy en
esa Casa de Cultura priva el descontento total.
Y no
es para menos.
La
negación a autorizar movimiento laboral alguno, “yo no decido, decide México”,
el desconocimiento de la normatividad en ese centro de trabajo, esa arrogancia
y abuso de poder “que me da mi piel blanca”, así como actos de discriminación contra aspirantes del
servicio social, dio lugar a quejas ante la Suprema Corte.
Incluso
hay una en la CNDH, de parte de un quejoso con capacidades diferentes a quien
ofendió.
Ese
es el nuevo escenario de la cultura jurídica en Veracruz.
Por si
fuera poco la institución, que por lustros funcionó como uno
de los grandes apoyos para la barra de abogados de Veracruz, dejó de funcionar.
Todavía
meses atrás, después del retiro del doctor Berlín Valenzuela, la institución
funcionaba a la perfección gracias al equipo de trabajo con el que cuenta,
haciendo notar su excelente trabajo posicionando a esta misma en los primeros
lugares a nivel nacional.
Pero
algo pasó.
La llegada
de Luis
Iván Juárez Segovia, con una absoluta su falta de formación jurídica y si una acreditada
prepotencia, ocasionó que todo el esfuerzo realizado anteriormente se viniera
abajo.
Bastaron tres días de funciones al frente de la dirección para ocasionar desacuerdos,
confusión y molestias entre los abogados, la academia y los operadores
jurídicos del ámbito federal y estatal en la ciudad, a grado tal que finalmente
determinaron cancelar su participación como disertantes al “Diplomado los Derechos
Humanos y la Suprema Corte”.
Todo
resultante de su falta de capacidad de diálogo y, lo más importante,
manifestarse como un neófito en el derecho.
Y es
que ya en el ejercicio del poder este no veracruzano, que presume con sus
cuates su blanca piel, un grupo de abogados de la propia institución tuvo un
desencuentro con él al quedar disponible una licencia de maternidad luego que
un aspirante se acercó con él para hablar sobre la posibilidad de cubrir esa
licencia, a lo que el nuevo director respondió ¨yo no tomo esta decisión, eso
lo mandan directamente de México¨.
No
fue así. Puso a una recomendada de no malos bigotes.
Testimonios
documentados dan cuenta asimismo que una joven del servicio social se acercó
para pedirle una oportunidad laboral a lo que le respondió de manera
sorpresiva:
“Mira
como quedo mi nueva oficina; cambie todos los muebles porque estaban muy
antiguos como el director anterior”.
El
plástico y flamantes persianas sustituyeron a “lo viejo” que no eran más que cientos de
libros de ciencia jurídica que albergaban dicha oficina, mismos que fueron a
parar a la basura.
Hoy,
la llegada del nuevo director se ha caracterizado por el acoso, la vigilancia,
la visita sorpresiva a las oficinas irrumpiendo las áreas de trabajo a todas
horas, el monitoreo de llamadas, mensajes y la intimidación con el ultimátum
que si no se hacía lo que él decía iba a comenzar a levantar actas
administrativas.
“Todo
ello con la prepotencia que caracteriza a este personaje presumiendo que es la
autoridad máxima y quien manda. Además de hacer notar el desconocimiento de
las funciones y las áreas. Mintió asimismo al afirmar que lleva 13 años
trabajando en esta casa de cultura ya que nunca se le vio en Veracruz”, se
afirma en un documento enviado como Balance de Gestión, a la sede nacional de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación, copia en poder de este reportero.
“No
nos explicamos como un neófito del derecho, dice la misiva, reciba por su
supuesta labor en relacionado al derecho un monto mensual bruto de $76,911.38 y
un monto mensual neto de $55,770.56”.
“La
pandemia le cayó como anillo al dedo ya que solo vino a cobrar sin tener que
hacer nada, pues el que trabaja es el equipo con el que esta institución
contaba anteriormente”, sostienen los quejosos.
Esa
es pues, la historia con triste final, de la Casa de la Cultura Jurídica en
donde los magistrados y jueces que apoyaban como disertantes los eventos en esa
sede, se preguntan de dónde salió este payaso y quién fue capaz de
nombrarlo.
Molestos
han comentado cómo es posible que ni siquiera pueda leer bien documentos curriculares y se trabe al hacerlo
teniendo una lectura de un niño de primaria a lo cual solo lo hizo en dos
ocasiones, poniendo a un integrante del equipo a presentar a los disertantes ya
que este no era capaz de poder leer bien o dar opinión alguna de
ningún tema en absoluto.
El
caso Iván se suma al del iletrado Juan Javier Gómez Cazarín, representante del
Poder Legislativo, al de Sofía Martínez Huerta, Presidenta del Poder Judicial y
al de las magistradas, amigas de parranda de Cuitláhuac García que lo mejor que
saben hacer es andar en el desmadre.
Esa
es la nueva generación de improvisados de Morena, los mismos que llegaron luego
de cumplir el requisito fundamental de hacer de la pendejez una virtud.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo