Actores responsables
Tiempos complejos y
difíciles en los que día con día viven millones de mexicanos, que no son
suficiente tragedia para que muchos de los gobiernos en sus distintos niveles,
entiendan que se requiere hacer mucho más de lo que hasta ahora se ha realizado.
Condiciones reales que en los hechos contradicen los dichos de bonanza y
felicidad que cada mañana se manifiestan.
La pobreza o la inseguridad,
por mencionar solo dos problemas, tan cotidianas y horrorosamente presentes,
marcan derroteros familiares y sociales que parecen no visualizarse como
tragedias desde los poderes, declinando su relevancia para no ocuparse en la necesaria
y urgente búsqueda de soluciones, como temas centrales de los ejercicios
públicos y políticos.
El ejercicio, las acciones e
inversiones de los actores responsables de ofrecer, de presentar propuestas y
soluciones para los ciudadanos, se mantiene muy lejos del quehacer urgente,
serio y responsable para enfrentar nuestros problemas. El cotidiano dolor de los
mexicanos se desdibuja y se esconde tras la insistencia en los cuestionamientos políticos lejanos, enfrascando
el debate y la discusión pública en confrontas estériles, calculados en función
de triunfos electorales y politiquería, en lugar de abrir la convocatoria de
las ideas, de las alternativas, de proyectos de interés general.
Los grandes temas son obviados
desde el poder, y desde las oposiciones son mirados sin argumentos; los
cálculos de ambos, medidos desde las rentas de los triunfos electorales, genera
un visible abandono de la propuesta de soluciones. Como siempre y más que
antes, todo está marcado más por las disputas políticas y de intereses
facciosos que por sacar adelante un proyecto general y amplio.
A mitad de camino de la
administración federal, con la instalación de una nueva Cámara de Diputados,
esperamos que se realicen ajustes para enfrentar la cerrazón hasta ahora tan
triste y evidentemente presente, atenuando por el bien de todos, las
bravuconadas y la exacerbación de las diferencias.
Los retos que las
condiciones de nuestro país presentan y a los cuales hay que encauzar para su
solución dentro del ámbito democrático y de reconocimiento de la pluralidad, tendrán
que remontar los caprichos de las visiones ególatras y confrontacionistas,
tendrán que superar la mezquindad y la soberbia de las verdades únicas y la
hipocresía de la doble moral que hoy domina los escenarios de los ejercicios
públicos y políticos.
Visualizar, palpar el borde
del precipicio económico, social y político, obliga a recomponer las agendas,
modificar los actuares y comprometer la voluntad y la inteligencia por delante,
entendiendo que una caída mayor tendría consecuencias incalculables en pesar y
daños.
LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
La
conveniencia de descalificar al mensajero más que responder el mensaje.
Twitter: @mquim1962
El precio de la grandeza es la responsabilidad.
Winston Churchill