ADVIENTO 2023
ADVIENTO 2023
Estamos comenzando un nuevo año en el
calendario litúrgico de la Iglesia católica. El año litúrgico está organizado
en torno a 2 grandes misterios de Cristo: el misterio de su encarnación y el
misterio de su pasión, muerte y resurrección. El primero lo celebramos en la
Navidad y el segundo en la Semana Santa. En ambos casos la Iglesia ofrece un
tiempo de preparación. El Adviento nos prepara para la Navidad y la Cuaresma
nos prepara para la Pascua.
El ADVIENTO es un término que significa “llegada”,
“venida” o “visita”, porque nos prepara para la venida de nuestro Salvador.
Jesús vino al mundo en la humildad de la carne (Natividad) y vendrá lleno de
gloria y con poder en su segunda venida (Parusía). El hijo de Dios se hace
presente además en la vida de todos los días (venida existencial).
El periodo del ADVIENTO se estructura en dos
grandes partes. La primera va del primer domingo de adviento hasta el 16 de
diciembre; en esta etapa predomina el tema de la segunda venida, los textos
bíblicos se refieren a la venida del Señor al final de los tiempos. La segunda
parte va del 17 al 24 de diciembre, es la llamada Semana Santa de la Navidad y
se orienta a prepararnos más específicamente a la venida de Jesucristo en la
historia, es decir a la Navidad.
Con el ADVIENTO se subraya la presencia
continua de Dios. Aunque no podamos verlo o tocarlo como sucede con las
realidades sensibles, él está aquí y viene a visitarnos de múltiples maneras.
Dios no se ha quedado allá en su cielo, sino que se ha acercado a nosotros.
Dios entra en nuestro tiempo: haciéndose niño y recorriendo las etapas de la
vida humana, para que TODA NUESTRA EXISTENCIA, espíritu, alma y cuerpo, sea
elevada a las alturas de Dios.
Cuando nos preguntamos sobre la causa de esta
venida de Dios al mundo, el evangelista San Juan nos da la respuesta. Este
acercamiento divino fue movido por el AMOR DE DIOS A LA HUMANIDAD. El cuarto
evangelio lo expresa de esta manera: “Porque tanto amó Dios al mundo que
entregó a su Hijo unigénito para que todo el que crea en él no perezca, sino
que tenga vida eterna” (Jn 3, 16). Esta entrega inicia propiamente con el
misterio de la encarnación que vamos a celebrar próximamente en la Navidad. Por
eso es que el centro de la navidad es el NACIMIENTO DEL HIJO DE DIOS.
Con San Francisco de Asís empezó a
representarse el misterio del nacimiento del Hijo de Dios. Los “nacimientos”
que se colocan en las iglesias, plazas públicas y en los hogares de las
familias son una bella tradición que favorecen la contemplación del misterio de
la navidad. Viendo los nacimientos uno puede admirar y reflexionar sobre el don
de la vida, el amor de Dios, la humildad de nuestro Salvador, la fragilidad
humana, la belleza de la familia, la bendición del hogar, el don de los padres
y de los hijos y la dignidad de la persona humana. Ojalá que en todos los
hogares cristianos se colocara la representación del nacimiento de Jesús.
En el ADVIENTO se nos invita a estar vigilantes y a orar continuamente para estar preparados para la venida del Señor, que no sabemos cuándo sucederá ni en qué circunstancia.
Los que creemos en Jesús tenemos suficientes
motivos para ser optimistas. Aun cuando las cosas no vayan muy bien, sabemos
que Cristo interviene en todas las circunstancias de la vida, de un modo
misterioso pero eficaz, para nuestra salvación y nuestra liberación.
El creyente debe ser consciente de que en el
mundo contemporáneo existen muchas distracciones y ocasiones para cometer
excesos. Hay muchas situaciones que nos pueden distraer de nuestra misión en
este mundo. Por eso hay que hacer caso al evangelio, uno debe velar y orar para
no distraerse y mundanizarse.
Al iniciar este periodo del ADVIENTO hemos de
tener puesta la mirada en aquel que esperamos. Sea porque nos preparamos para
celebrar su nacimiento o para su regreso glorioso. No debemos olvidar que Jesús
viene todos los días y a cada momento, por ello este periodo de preparación nos
permite estar alerta para la llegada del Señor.