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Agradecer el amor incondicional, siendo casado(a) o soltero(a).

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Agradecer el amor incondicional, siendo casado(a) o soltero(a).

Por Psic. Anilú Arechavaleta González.

Si el amor es un sentimiento que mueve y cambia a las personas, el amor puede derribar cualquier obstáculo que se presente, en ocasiones te encuentras feliz en el estado de soltería, donde todo es maravilloso, hay planes, proyectos una innumerable lista de actividades que deseas llevar a cabo, pensando que este estado durara mucho tiempo o también puedes pensar que quizá durara poco, en este estado te acercas y crees en casi todo, tu FE es grande, le dedicas con entusiasmo todo tu corazón, mente y cuerpo, es una temporada en la recibes la vida con alegría y expectativas, todos contamos con el don de gracia, la libertad de decidir, de elegir  que nos hace feliz, la habilidad del discernimiento de escoger entre lo que debemos y queremos, una etapa en la que se respira el ser libres, cuando eres soltero (a) tienes tantos planes donde por lo general están incluidas actividades religiosas, sociales, familiares y de recreación entre otras, en las cuales se dedica a cada una tiempo a manera de cumplir con todo, con satisfacción y agrado, el agradecimiento se hace mas palpable, la motivación que lleva a permanecer en estados de ánimo positivos es el poder hacer todo lo planeado, y esperar con ímpetu el resultado, es una estado nos acercamos aún más al agradecimiento a Dios por brindarnos la oportunidad de hacer lo que se quiere, se convierte en una acción realmente motivadora, el sentimiento es invaluable.

Pero que sucede cuando llegado el momento se deja el estado de soltería y se piensa en adquirir un compromiso no menos importante como el matrimonio, donde ya no solo eres tú, hay otro (a), que formara parte de tu vida, hay bendiciones en el matrimonio, alegrías y dificultades que enfrentar, la vida de pareja es especial y bella sin perder de vista que puede llegar a ser complicada por la adherencia de compromisos, responsabilidades y decisiones que ya no suelen solo de una parte, sino de ambas, el tiempo de convivencia, la dedicación, el trabajo, el compartir obligaciones se convierten en ocasiones en problemas, esto sin considerar que con el tiempo la familia crece, y las responsabilidades también. Los hijos traen placer y refuerzan los lazos pero con ello también se crea un ambiente de más responsabilidad, es el momento donde cada integrante de este núcleo nuevo, se define por su individualidad, donde se podrían recordar y extraer los recursos internos con los que cuenta todo ser humano, la FE, el acercarse a aquellas actividades religiosas, sociales, familiares aquellas situaciones que te hicieron feliz y fuerte, donde conseguiste afianzar tu seguridad, esa parte espiritual que te impulsaba a creer que todo se podía conseguir, que lograrías tus anhelos y metas. No dejarnos enganchar solo en los problemas, caer en cuenta que nos encargamos de satisfacer a la pareja, de complacer a los amigos (as), de cumplir con las expectativas en el trabajo, conseguir un nivel económico desahogado, formar parte de un grupo socialmente aceptable y reconocido, y nos olvidamos de Dios y de nosotros mismos, y solo cuando sucede alguna tragedia o situación que no sabemos cómo resolver es ahí cuando recordamos que algo estamos haciendo diferente, que los resultados se dieron, pero algo fallo en el proceso.

Seamos agradecidos con Dios que nos dio la oportunidad de vivir etapas en las que elegimos que hacer y que no, considerando que ambos estados son regalos de vida, y que si contamos con la experiencia adquirida podemos avanzar, dar otro paso sin olvidar el estar agradecidos (as) que la relación eterna con Dios siempre nos guiara.