Ahora o nunca
- Más deuda implica que los mexicanos paguemos más impuestos.
Por Juan Bueno Torio
Constantemente escuchamos hablar de deuda pública y para muchos nada significa si el país o el Estado de Veracruz se endeudan mucho o poco.
Cuando los gobiernos no tienen recursos suficientes para enfrentar sus compromisos, entonces acuden al proceso de contratar deuda, que no es otra cosa que préstamos a corto o largo plazo y siempre se dice que es con el objetivo de financiar proyectos productivos. Estos préstamos que piden los gobiernos son con la banca internacional o con los bancos nacionales.
Resulta que México como país en los últimos cuatro años ha casi duplicado la deuda y Veracruz, nuestro estado, ni que decir, realmente no sabemos cuanto se debe y ante esta circunstancia, ¿cuál es el efecto que produce en los ciudadanos esta deuda de los gobiernos?.
Pues como toda deuda, se tiene que pagar con los ingresos que recibamos del presupuesto y si esos ingresos se tienen que destinar a pagar lo que pedimos prestado y sus intereses, entonces quedan muchos menos recursos para hacer las obras que se requieren: carreteras, escuelas, hospitales y sobre todo los servicios públicos que los gobiernos deben prestarnos a los ciudadanos como salud, educación y seguridad pública entre otros.
Por eso, por falta de recursos en México y en Veracruz es que carecemos de obras de infraestructura necesaria para el desarrollo así como de la suficiente atención del Gobierno Federal y Estatal para brindarnos los servicios que necesitamos, simple y sencillamente por estar pagando los préstamos y sus intereses, todo esto independientemente de la corrupción y desvío de recursos a fines distintos.
Y cuando el país y el Estado de Veracruz gastan más de lo que reciben en impuestos y en participaciones presupuestales, entonces el sistema financiero los castiga con malas calificaciones, que suben el riesgo del crédito y por lo tanto suben la tasa de interés, pero no solo para los créditos del gobierno sino también para cualquier crédito de los ciudadanos, porque todo entra dentro del mismo sistema financiero. Si usted va a comprar una casa, coche, sala, o televisión, le van a subir la tasa de interés, con lo que le costará más caro su crédito solo por la irresponsabilidad de los gobiernos al endeudarse tanto.
De esta forma el Gobierno para que le alcance el dinero y pueda pagar lo que debe y sus intereses, sube el precio de las gasolinas, del gas, de la luz y sube los impuestos en general, como lo hizo el Gobierno de Peña Nieto a partir del año 2014, cuando empezamos a pagar todos los mexicanos más impuestos. Bueno fuera que los viéramos invertidos y con buenos resultados para el país; pero lamentablemente no es así, no sabemos a donde se fue y a donde se sigue yendo tanto dinero de los nuevos préstamos (deuda) y de los nuevos impuestos, pues ni el país ni el Estado de Veracruz mejoran.
Más deuda implica que los mexicanos paguemos más impuestos.
En Veracruz, el monto de la deuda pública es desconocido pues la opacidad del actual Gobierno no ha permitido se conozca a fondo todo lo que se debe, especialmente a proveedores de obras y servicios; y menos se conoce el origen de esas obras, ni en donde están, pues los veracruzanos no las vemos.
Recientemente el Gobierno de Veracruz promovió una modificación al uso del impuesto al 3 por ciento a la nómina con la finalidad de abonar a sus deudores, dejando a un lado la finalidad de este impuesto que es la creación de infraestructura para promover el desarrollo económico de la entidad, promoción a la que me opuse, al igual que otros veracruzanos, controvirtiéndola ante instancias superiores.
Afortunadamente una de tantas promociones llegó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación y le dieron palo a las intenciones del Gobierno del Estado, lográndose que el dinero de la nómina de los veracruzanos no se desvíe a pagos de deuda (empresas fantasmas ya descubiertas) y se invierta en la promoción de la inversión y la competitividad del Estado de Veracruz.
Con este recurso se debe dar un impulso a las actividades productivas para promover el desarrollo económico que ha estado alejado de las políticas públicas, de tal suerte que se creen empleos para un mayor bienestar de las familias veracruzanas.
Ojala y el descalabro que sufrió el PRI en las últimas elecciones los hagan reconsiderar, como lo propusimos en el año 2014, una reestructuración adecuada del sistema tributario de nuestro país y no simplemente sean, como en aquella ocasión por su mayoría en la Cámara de Diputados, comparsa de Peña Nieto y ahora si vean por el desarrollo del país y el beneficio de los mexicanos.
Y para el Estado de Veracruz dada sus condiciones tan graves de endeudamiento y opacidad en el destino de esos recursos, urge un buen manejo de las finanzas públicas y sobre todo una reestructuración de la deuda para que alcancen los recursos al gobierno que iniciará en diciembre; y que pueda atender correctamente sus compromisos de campaña, desde luego este manejo deberá ser de cara a los veracruzanos con absoluta transparencia, veracidad y honestidad que es lo que lamentablemente perdimos los últimos años.
Será una exigencia que haya rendición de cuentas.
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