AHORA O NUNCA
Es momento de dejar atrás la cultura del valemadrismo y del individualismo
Juan Bueno Torio
La semana pasada la realidad del mundo cambió para bien o para mal a partir de la elección del vecino país del norte. Estados Unidos eligió a su próximo presidente trayendo consigo una reacción a nivel mundial de repudio sobre el ahora presidente electo, Donald Trump.
Lo que comenzó siendo una broma para muchos, se convirtió en una realidad que ante la globalización tenemos que afrontar. En México, como en varios países del mundo, la mayoría considera que la llegada del magnate a la Casa Blanca representa un verdadero peligro para todos, gracias a sus explosivas declaraciones y sus desatinadas propuestas de campaña, que de cumplirlas efectivamente podría afectar en gran medida no solo a nuestros connacionales que residen en aquél país, sino también a la ya de por si lastimada economía mexicana.
A tal punto ha llegado la animadversión por Trump, que personalmente he recibido sendas solicitudes para firmar cartas de rechazo globales, inclusive exigiendo al Colegio Electoral que modifique su decisión en favor de la demócrata Hillary Clinton, tratando de frenar la inminente llegada de Trump con estas misivas, que para nada se han quedado cortas llegando a tener más de 6 millones de firmas a nivel mundial hasta el momento.
Considero un exceso las firmas y la campaña en contra de Trump, las quejas sobre este personaje y de lo mal que nos va a ir cuando tome posesión, los dimes y diretes sobre cuantos mexicanos va a deportar, las exigencias de hacer algo para evitarlo y no, nada podemos hacer, simplemente entender que el futuro presidente de los Estados Unidos de América no es nuestro enemigo, fue electo democrática y legítimamente por sus ciudadanos, es el presidente que ellos quieren y si bien el señor nos ha ofendido y nos ha amenazado, no son mayores sus ofensas a las que han hecho nuestros actuales gobernantes a todos los mexicanos.
¿Qué no es una ofensa y un descaro incluso pedir disculpas por la corrupción que implicó la famosa “Casa Blanca”? ¿Qué no es una ofensa mayor al país el que siga creciendo la pobreza y se cancelen oportunidades a millones de mexicanos? ¿Qué de suyo no es una ofensa el que millones tengan que irse a trabajar del otro lado por que en nuestro país no hay posibilidades de un trabajo remunerado y digno?
Y si hablamos de muros, ¿qué no será un muro más alto la falta de infraestructura en las zonas indígenas para que las personas se puedan mover? ¿No es un muro a la salud el que no haya medicinas en los hospitales? ¿qué no es un muro al desarrollo humano la falta de calidad en la educación? y los muros más altos que tenemos: la inseguridad que no permite el desarrollo económico y humano que termina por cancelar la tranquilidad y la paz a los mexicanos, la discriminación a los pobres y el abuso contra los indígenas a pesar de programas y programas de la pomposamente llamada “Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas” estimados amigos esas, esas si son ofensas impuestas por nuestros propios gobernantes… y… ¿quién le ha escrito una carta a Peña? ¿Quién reclamó a Duarte por la gran ofensa de la corrupción y cancelación del desarrollo de nuestro Estado?
En Veracruz nadie escribió una carta de este tipo cuando se eligió a Javier Duarte, un gobernador ungido vía dedazo por su predecesor y que con su nula experiencia en labores de gobierno, tomaba las riendas de un Estado donde la realidad reclamaba experiencia y compromiso y ¿qué tuvimos? más violencia, secuestros, corrupción y falta de desarrollo; esa si ha sido una gran ofensa de uno de los nuestros a nosotros mismos.
¿Quiénes de los que festejaron en su momento el triunfo del PRI en Veracruz y las gracejadas de Duarte, hicieron algo en contra de la corrupción y la impunidad que todos conocíamos ocurría en varias esferas del Gobierno Estatal?
Fuera de unos pocos que alzamos la voz en su momento e inclusive llevamos a cabo esfuerzos aislados para llamar a cuentas a los funcionarios estatales y al gobernador, ¿cuántos realmente se ocuparon en la misma medida que hoy vemos le escriben a Trump? ¿Cuántos reclamaron? ¿Cuántos hicieron algo por cambiar esta realidad que ya nos lastimaba desde hace varios años?
Hoy le escriben cartas a Trump ¿para qué?, las dificultades están aquí, los mexicanos que ven truncados sus sueños por falta de oportunidades en México y como emprendedores que son, emigran a E.U. precisamente por la situación de nuestro país, un país donde no se premia al emprendedor, donde no se generan las condiciones necesarias para detonar el desarrollo económico, donde los empresarios tienen miedo a invertir por la inseguridad, los secuestros y la violencia y…. ¿quién le escribe cartas a Peña Nieto por la exorbitante deuda que ha generado al país en estos cuatro años o los incrementos a los impuestos y a la gasolina que sangran los bolsillos de los mexicanos?¿quién organiza manifestaciones contra la corrupción de nuestra propia “Casa Blanca”?
Considero que perdemos el tiempo escribiéndole a Trump, él está en su país y ha sido elegido por sus votantes, nosotros estamos en el nuestro y nos toca precisamente hacer lo nuestro y exigirle a los que nos han mal gobernado, que combatan en serio la corrupción que nos aniquila día a día.
La crisis está aquí y debemos unirnos si, pero en torno a lo nuestro a lo que sí podemos y debemos mover, no dejemos todo el trabajo y la responsabilidad a nuestros gobernantes porque entonces nunca vamos a cambiar nada. Es ahora cuando los mexicanos y veracruzanos en especial, debemos cambiar el chip que tenemos en la cabeza y dejar de pensar en que lo malo que nos sucede y los problemas que tenemos son por culpa o acciones de alguien más y no de nosotros. Ya dejemos de ser agoreros del fracaso y vamos a asumir nuestra responsabilidad como mexicanos y veracruzanos y tomar el toro por los cuernos para enfrentar nuestra realidad, superar nuestras adversidades, problemas y caminar hacia el desarrollo, el bienestar y la paz social que todos anhelamos.
Puede sonar trillado y hasta cursi para muchos, pero es ahora el momento de dejar atrás la cultura del valemadrismo, del individualismo y comenzar a pensar que, como sociedad en conjunto podemos transformar nuestro país y Estado, convertirnos en una sociedad más participativa, con mayor responsabilidad social y con compromiso ciudadano; una sociedad donde contribuyamos de forma activa a forjar gobiernos que ahora sí, nos merezcamos, y nunca más permitir la corrupción y los abusos de funcionarios de las diversas instancias de gobierno.