Ahued, Rehén del crimen Organizado
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Por Edgar Hernández
¿Qué pasa por nuestras aduanas?
Pues ni más ni menos que cientos de miles de toneladas de armas, drogas y ganado ilegal.
¿Qué más?
Bueno, pues a través de las aduanas se lava de dinero y se registran por demoras corruptas que provocan pérdidas recaudatorias. Se registra asimismo contrabando de drogas ilegales, cigarros y alcohol sin los estándares adecuados y se da entrada a productos con etiquetado falso.
El negocio de los Cárteles también se mueve por nuestras fronteras, por las aduanas y sin las aduanas, como parte de un mercado internacional fuera de la ley y en múltiples ocasiones en contubernio con las autoridades.
De hecho, la corrupción en las aduanas ha sido parte de la historia de México.
La que dio vida a la delincuencia organizada. La que ha permitido en las últimas tres décadas el ingreso de millones de toneladas de productos chinos y coreanos que han desplazado la manufactura mexicana.
Es la que da vigencia y poder a los enclaves de poder delincuencial para que sigan siendo más poderosos que el propio gobierno.
Por ello el 5 de junio del año pasado cuando el senador con licencia Ricardo Ahued Bardahuil, rindió protesta como Administrador General de Aduanas del SAT, jamás pensó en la que se estaba metiendo.
Las puertas de entrada y salida del comercio exterior quedaban bajo su observancia legal salvo y la que en el reojo se mueve por abajo, que son decenas de miles de toneladas de armas y estupefacientes.
Recientemente, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicó un reporte denominado “Comercio internacional sin corrupción, combatiendo la tarifa oculta”, en donde concluye que esta se materializa a través del contrabando, la corrupción de los agentes aduanales o al reportarse un valor de la mercancía menor al real para no pagar impuestos.
Estos costos no son menores, según la OCDE, ya que cada uno de los miembros de la Organización Mundial de Aduanas pierde al menos 2 mil millones de dólares por este motivo.
Eso es lo que revela la OCDE, mucho peor lo que denuncia la revista en su edición del pasado fin de semana en donde corre el velo de la corrupción y el control comercial que detenta el crimen organizado, particularmente el “Cartel Jalisco Nueva Generación”, sobre los puertos marítimos del país.
Los puertos Manzanilla-México, Veracruz, Lázaro Cárdenas y el de Coatzacoalcos están en manos delincuenciales y son piezas clave para la introducción de los precursores químicos que después son vendidos en todo el mundo como metanfetaminas, heroína y fentanillo, todo procedente de China.
¿Ello es responsabilidad de Aduanas?
Tal vez si o tal vez no, ya que corresponde a las autoridades policiacas, la Guardia Nacional en su caso o la Marina Armada de México, la de vigilar esa introducción ilegal, pero es bien sabido que históricamente han pasado por aduanas armas y droga gracias a la complicidad de las autoridades.
¿Qué ya se está combatiendo eso?
Tal vez si o tal vez no, ya que don Ricardo Ahued, a quien más le hubiera gustado seguir de senador y tal vez suplente de Cuitláhuac García, no ha informado nada sobre la cruzada anticorrupción en aduanas.
Mientras la sospecha mata.
En los 102 puertos y 15 terminales distribuidos en los más de 11 mil 500 kilómetros de territorio costero, el imperio delincuencial ha sentado sus reales al igual que en los 58 puertos y terminales del Pacífico y 59 del Golfo de México.
Por ahí pasan muchas cosas ilegales disfrazadas de legales y otras totalmente ilegales. Pasan sin que la administración portuaria o aduanas rindan cuentas.
Acaso por ello bajo el nuevo esquema de la 4T se esté planteando la militarización de las puertas de entrada y salida de todo tipo de productos y mercancías.
Por lo pronto es notable como Ricardo Ahued se ha venido moviendo, en muy bajo perfil.
Uno que otro nombramiento por aquí, una que otra declaración inocua, un sospechoso silencio a no abordar el tema de la corrupción, una que otra denuncia del SAT ante la Fiscalía por un aduanal de Reynosa que autorizó la introducción de “material electrónico” cuando en la realidad eran 4 mil cargadores de cuernos de chivo… y párele.
Son días complicados en la lucha contra la corrupción y la papa caliente está en las manos de Ricardo Ahuel Bardahuil, que trae un paquete que para darnos del tamaño, al año se mueven por las 49 estaciones aduaneras el equivalente a 450 mil millones de dólares por exportaciones y 464 mil millones de dólares por importaciones.
De ese tamaño es la bronca de este amigo.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo