Al rescate de la pluralidad cultural
Linda Rubi Martínez Díaz
Hola amigos lectores, les saludo con el cariño de siempre. Han pasado más de dos siglos desde que se inició el proyecto de una sociedad unificada e independiente, la cual ambivalencia. La llamada unidad nacional se mantiene en fechas históricas y se corrobora con la participación de la mayoría de la población; sin embargo, cada estado de la república así como los municipios y demarcaciones regionales que los integran han desarrollado una pluralidad en costumbres, formas de pensar y de actuar, así como manifestaciones culturales que combinan el pasado con el presente, lo propio con lo traído por los colonizadores.
La pluralidad que define a los mexicanos, no obstante, poco a poco se ha convertido en la verdadera identidad nacional, ejemplo de que en un mismo territorio puede confluir la diversidad. Somos por tanto, un ejemplo de tolerancia y empatía, valores que deben ser fortalecidos para evitar la imposición de ningún tipo. Y en este sentido, es importante buscar la defensa de lo que tenemos ante los prejuicios que le representan un peligro.
Es importante el rescate de aquellas costumbres y valores culturales que estamos perdiendo, pero no solo por el significado turístico o mercantil que conlleva exponerlos ante el mundo, sino más aún, por la cosmovisión que ofrecen a quienes crecemos en su contexto y el sentido que tiene para los pueblos. Por ello, creo que no debemos reducir a nuestra cultura a una pieza de museo, pues aún está viva y en constante movimiento. Se trata de compartir lo nuestro más allá de si es rentable o no.
Creo que después de 205 años de México independiente, es preciso mirar atrás y examinar nuestros aciertos y errores, y verificar que nuestra identidad nacional no puede ser configurada bajo un mismo ideal, sino en el seno de nuestra raza mestiza, heredera del barroco, diversa por definición. Por ello, en este mes patrio, yo les invito a rescatar lo que hemos perdido y a preservar aquello que aún es parte de nuestra vida cotidiana. Pues es lo que en realidad da sentido a nuestra existencia.
Nos leemos la próxima, que Dios los bendiga.