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Por: Manuel Duran
Hay pocos placeres más grandes en el cine que ver el habla hispana juntarse para producir historias cinematográficas, sin importar las fronteras imaginarias de nuestros países y tirando abajo la barrera imaginaria del lenguaje hispano. En este caso el ejemplo a mirar es la película basada en la autobiografía de Carlos Acosta; bailarín cubano reconocido mundialmente por su increíble talento y por romper barreras dentro del mundo de la danza al ser el primer bailarín negro en ser contratado para papeles clásicos en la danza normalmente representados por gente blanca y dentro de las compañías de ballet más grandes del mundo.
La película es un recorrido por toda su vida, alternando los recuerdos de su crecimiento con la actualidad en la que monta y ensaya la puesta en escena de su vida. A través de la danza. Iniciamos el recorrido dentro de su niñez en la que se forja su relación con su padre y se deja en claro la dinámica familiar además de la forma de ser del pequeño Carlos; en esta etapa muestra su negación por el baile como vocación, una posición que no cambia durante todo su crecimiento, sin embargo, es forzado por su padre a seguir con la danza debido al innegable talento natural que posee el joven Carlos.
Después cuando se nos muestra su juventud, se descubren los problemas reales del mundo que rodean a Carlos, siendo un joven negro latino buscando un lugar en la industria internacional del ballet, y aunque lo logra gracias a su enorme talento, en él vive siempre la enorme inquietud por regresar a Cuba, inquietud que logra y vuelve a su tierra para ver vivo lo que había visto en televisión.
El éxito de Carlos comienza a ascender justo cuando Cuba comienza a caer en crisis, cosa que Carlos logra ver solo a través de un televisor y escuchar en voz de periodistas extranjeros; ahí es cuando Carlos se enfrenta al conflicto de regresar a su casa o seguir con su carrera que crece cada vez más.
Esta película toca temas muy importantes dentro de la identidad humana; la ubicación social por color de piel, por país de origen y por actitudes clasificadas al género con el que naciste son el núcleo de todo conflicto dentro de la película, además de la vocación y su explotación desde temprana edad.
Si de algo presume esta producción es de exceso de talento en los bailarines de su elenco, los números de baile montados en esta película son excelsos, a tal grado que parece que la cámara no les hace justicia, se desea ver el número completo en formato distante como de teatro, sin embargo, la historia requiere otros encuadres y cortes que la danza no. Aún así se disfrutan a sobre manera y son el punto más alto en la producción.
Sin duda es una película digna de ver, dentro de la categorización de películas inspiradoras que retratan vidas difíciles de personas que salieron adelante. Sin duda es una enorme producción hispana que merece ser vista.
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