ALGUNOS APUNTES NECESARIOS SOBRE LA LEY MONSE
ALGUNOS APUNTES NECESARIOS SOBRE LA LEY MONSE
El 23 de abril del 2021 fue desconectada del respirador que
la mantenía con vida la joven de 20 años que seis días antes fue brutalmente
golpeada por su novio, causándole inflamación cerebral debido a un traumatismo
craneoencefálico derivado de los golpes que le propinó.
Desde que sus padres la hallaron semiinconciente en el piso
de su casa hasta hoy – más de un año después – su nombre se ha convertido en un
símbolo, primero clamando por su vida, después pidiendo justicia por su
feminicidio.
Monserrat Bendímez Roldán se llamó quien hasta antes del 17
de abril estudiaba ingeniería en la Universidad del Valle de México campus Boca
del Río, municipio donde también vivía. Buena hija, buena hermana, la joven se
quedó con su novio en casa mientras sus padres salían a hacer unas compras y al
volver, el reloj de esa familia se detuvo.
Desde entonces su nombre es el estandarte de una lucha. El
rostro juvenil de Monse, su sonrisa tierna, su cabello oscuro son ya parte de
un emblema. Una imagen que se ha hecho viral en las redes sociales, en
grafitis, en muñecos, y en espacios llenados con su cara y su nombre para
impedir que el olvido alcance a borrar el delito de quién la golpeó hasta
causarle su muerte.
Este caso específico de feminicidio ha tenido desde el
principio características que tristemente lo hacen especial. Siempre se supo el
nombre de su agresor – ya sin el presunto antepuesto –, quién huyó de la escena
encubierto por sus padres, comenzando un camino de huidas que duró más de un
año, manteniéndolo en la clandestinidad con información extraoficial que
incluso llegó a situarlo en la Unión americana, para después saber que estuvo
en el sur mexicano.
Los padres de Marlon – el novio feminicida – fueron
detenidos y eso provocó que el joven desde el sitio de su ocultamiento hiciera
público un video en donde dijo que la muerte de Monse había sido “un lamentable
accidente” y que contra él y había “una cacería”, en una estrategia legal
evidente que buscaba presionar para la liberación de sus padres y que solo hizo
evidente la típica revictimización machista tan común en agresores y sus
defensores.
El asunto sigue teniendo preguntas sin respuesta: primero la
Fiscalía estatal dijo que había solicitado a la Interpol emitir la ficha de
búsqueda con el rostro del prófugo con una recompensa para quién ofreciera
información de su paradero, misma que jamás apareció en el sitio oficial de la
dependencia; luego, se informa que el joven fue detenido en casa de su abuela
en el sur mexicano gracias a la eficiente colaboración interinstitucional de
las autoridades, cuando la realidad es que Marlon se entregó personalmente en
las instalaciones de la Comisión Estatal de Derechos Humanos en Xalapa, lo que
por cierto ocurrió muy oportunamente un día después de que fuera presentada la
Iniciativa de Reforma al Código Penal llamada “Ley Monse” de la que hablaré
unos párrafos más adelante.
El caso es que hasta hoy los tres están detenidos mediante
el criterio jurídico de la prisión preventiva oficiosa. La madre en el penal de
Coatzacoalcos, el padre en el de Tuxpan y él fue sentenciado a 2 años de
prisión preventiva que lo mantiene hasta este momento en el “Penalito” de
Veracruz, en una conveniente concesión por cierto.
Si hasta aquí las dudas les aquejan, permítanme añadir el
ingrediente al que en realidad quiero conducir su lectura y el análisis.
El gran obstáculo para detener a Marlon fue el encubrimiento
de padres, lo que – aunado a sus recursos económicos – permitieron que el joven
estuviera prófugo más de un año. Eso – de acuerdo a Código Penal Federal y
veracruzano – es lo que está vigente y urge ser reformado porque cobijados bajo
ese principio, los agresores evadan la ley acorde con lo que el propio Artículo
345 del código Penal señala: “no se sancionará a quién oculte al responsable de
un delito… o impida que se averigüe… siempre que se trate de ascendientes o
descendientes consanguíneos…”.
Este podría ser solo un profundo dilema ético, pero es
también un gran pantano lega que fue identificado como un impedimento para
proceder penalmente en este caso por el colectivo feminista veracruzano Las
Brujas del Mar, quienes acercaron su preocupación a dos legisladoras locales,
una de las cuales abrazó el tema para comenzar a explorarlo jurídica y
legislativamente, realizando mesas de análisis con instituciones y personas
expertas en un claro caso de gobernanza legislativa, que les permitieron –
varios meses después – presentar la iniciativa de Reforma al Artículo 26 y 345
del Código Penal del Estado de Veracruz relativo al encubrimiento por
favorecimiento, mismo que en realidad – de aprobarse – podría hacerse válido
para cualquier delito, pues elimina ese obstáculo evitando que los agresores
sean protegidos por redes consanguíneas que impiden hacer válida la acción de
la justicia.
La iniciativa fue presentada ante el pleno de la LXVI
Legislatura del Congreso del Estado de Veracruz el 2 de junio por la Diputada
Anilú ingram Vallines – Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos y que
además es Coordinadora del grupo legislativo del PRI y sigue sin ser aprobada,
por una Legislatura que – valga la pena señalar – casi nada ha aprobado en la
agenda de las mujeres.
En el preámbulo del inicio del Segundo Año de Ejercicio
legislativo del Congreso local en el que se esperaría poder concretar la
aprobación de esta iniciativa que es toral en un estado con las cifras de
feminicidio que ya conocemos, interesante es que la semana pasada la Diputada
Federal morenista Laura Imelda Pérez Segura presentó en la Cámara de Diputados
su propia versión de Ley Monse – distinta a la veracruzana – misma que fue
aprobada con 445 votos a favor.
twitter: @MonicaMendozaM