ALTAR DE MUERTOS
ALTAR DE MUERTOS
La fiesta de los fieles
difuntos, está presente. Algunas personas pregonan que son mitos, otras más que
es real, no importa, porque la costumbre y la tradición, hacen de este festejo
una creencia bien cimentada en el alma de un pueblo. Ya se respira el aroma de
flor de Cempasúchil, cabeza de león entre otros aromas como el de la rama
tinaja, incienso, velas, jamoncillo chocolate y tamales sin descartar el ponche,
el licor entre otros agradables olores y sabores, que se esparcen en la
geografía pueblerina, donde todo es romería, folclor y alegría por recibir a
los que ya pasaron a mejor vida.
En
un altar ornamentado con bellos recuerdos de aquellos compañeros que trabajaron
en la Cía. Nestlé en los años sesenta, se visualiza el área de fabricación
leche condensada y limpieza de líneas Sulser, se acercan muchas imágenes:
Víctor Herrera, “Neo”, excelente estado de ánimo. Francisco Colorado Estévez,
en busca de la superación personal. Ángel Reyes, en sus clarificadoras al igual
que Ricardo Rodríguez Susano “el flecha”. Eladio García, Juan Robles Colorado y
Bernardo Andrade Martínez, preparando con azúcar el jarabe para la leche
condensada. Augusto Martínez Ruíz, incansable relevo de condensación y clarificadoras.
Bartolo Rueda Méndez, sin camisa, luciendo unos abdominales bien tonificados y
un pantalón de hule, mientras lavaba la tina de espera o el pasteurizador.
Erasmo Muñoz Méndez, operando los tachos. Francisco Jácome Rojano y Miguel
Muñoz Méndez, esterilizando con vapor las tuberías y apretando las tuercas de
las mismas, mientras sudaban copiosamente. Juan López quien gustaba rasgar las
cuerdas de la guitarra eléctrica, formaba parte del equipo de limpieza. Emilio
Méndez, cubriendo vacantes. Todo este equipo de trabajo bajo la estricta
vigilancia del ingeniero Guillermo Ramos y Piux Kaufmann. Los encargados de
llenaje subían a la sala de tanques, entre ellos, Margarita Castañeda, Eusebio
Martínez “El gavilán” y Emilio Siliceo. Martín Juárez “Pachencha” en recepción.
Francisco García Colorado, las guasas y el vino fueron su pasión, pero buena
persona. En las calderas y sala de máquinas, Ramón Flores Méndez, Guillermo
García, Roberto Castillo, Ángel Castillo, Rafael Gómez “el tamalote”, Carlos
Morales “El motor”, Gilberto Colorado, Roberto Texon. Estas imágenes acercan el
silbato que sonaba a la hora de entrada y salida, todo el pueblo lo escuchaba y
trasmitía sentimiento y tristeza cuando sonaba para despedir a un compañero que
iba en camino al campo santo. Los ojos se humediecían.
En la portería se visualiza al señor Oscar del
Campo, Salvador Suarez y David Pomares, Gelasio Flores, entre otros más. Solo
refiero al personal de fabricación leche condensada y caldera y sala de
máquinas de fines de los años sesenta.
El tiempo y el progreso difuminó esa pequeña
fábrica, para transformarla en lo que hoy es y en todas las generaciones se han
marchado al más allá muchos compañeros, que siempre estarán presentes en esta historia
de trabajo.
Hoy
decoramos un altar en el que el arco representa el cielo, es la fábrica Nestlé.
El altar representa la tierra, Es el sindicato único de trabajadores de la
Compañía Nestlé, y el inframundo está representado por la fuerza de trabajo de
los compañeros que ya partieron y en esta fiesta de todos los santos.
Hoy
se nos presenta la oportunidad de volver a convivir con ellos y escuchar sus
experiencias laborales, chascarrillos y guasas, el arranque de bombas y
equipos, Cuando en el refractómetro se leía en la muestra de leche condensada
2.75, de inmediato se rompía vacío y sé cerraban con rapidez las válvulas de
vapor y la del separador de gotas porque la masa estaba terminada, chiflidos,
golpes con llaves en los equipos como señales de trabajo, el sudor, el amor al
trabajo y sobre todo, la satisfacción por cumplir bien el programa de
producción, cuando apenas se abría un lejano horizonte en el que nuevas
generaciones tomarían la estafeta, participaremos la armonía de todos y ver
filtrarse la luz del sol a través de los ventanales y a lo lejos dejaba
descubiertas las verdes montañas que abrazan a Coatepec.
Nuevamente
experimentaremos con ellos una musicalidad que se tejía en el trabajo cotidiano
y con toda seguridad, volveremos a ser jóvenes por unos instantes. El altar
estará vestido de gratos y bellos recuerdos de inolvidables amigos y
excompañeros de trabajo. QED.
rafaelrojascolorado@yahoo.com.mx