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AMLO, bizarro: “Cuitláhuac el mejor”; para las encuestas, “el peor”

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Por Edgar Hernández

 

¡Para “Arias”, es el peor gobernador de la república!

 

Alguien se deschavetó.

Mientras para el presidente López Obrador, Cuitláhuac García Jiménez, es un “gobernador extraordinario” comparado incluso con Jesús Reyes Heroles, las encuestas nacionales lo colocan como el peor gobernador de México.

¿Quién tiene la razón, el mandatario obstinado o los hechos que no mienten?

El presidente de México -el más popular y el mayor votado en la historia de México- considera a Cuitláhuac crisol de “honestidad” y prácticamente lo deifica al gritarle a la ciudadanía del norte del estado “voy a apoyar siempre a Cuitláhuac porque es un hombre honesto y de convicciones”.

¿Aunque sea el peor?

La última encuesta nacional de “Arias”, luego de insacular a los veracruzanos “al menos el 63% desaprueba su gestión como gobernador y más del 90% se siente inseguro de vivir en Veracruz”.

¿Aun así, debemos creerle al Peje, o nos vamos por las cifras y datos duros?

Dice López Obrador que va a acabar con la inseguridad en Veracruz, pero no dice cómo; Cuitláhuac García, por su parte, le hace segunda y sostiene que está empeñado en lo mismo, pero la ciudadanía sigue poniendo los muertos.

Hasta la mañana del lunes, los reportes hablan de una imparable escalada de crímenes, violencia y muerte.

Seis carteles oficialmente reconocidos –siete para el imaginario colectivo- tienen de rodillas a Veracruz y no hay quien los pare.

Para la encuestadora “Arias”, por tanto, Cuitláhuac García no inspira confianza en ese renglón… ni en otros: “no ha mejorado la obra pública estatal, el turismo está caído” y no hay un Plan de Desarrollo en marcha que norme la aplicación de 128 mil millones presupuestados para este 2019 a pesar de que ya corrieron cuatro meses de gobierno.

La atonía pues, es un hecho en Veracruz.

Los mandamases de Morena, sin embargo, lo ven con otro lente. Para el Peje don Cuitláhuac es el mejor, es un buen gobernante, es honesto, tiene convicciones y por lo que se ve, es tan consentido que puede ser un inepto a la vista de la ciudadanía, pero a los ojos del presidente el mejor… como el “Rey desnudo”.

A quién creerle pues, a López Obrador quien tiene cada desplante democrático o al pueblo inconforme.

Lo del mitin del sábado anterior en Poza Rica, es una muestra de su insania al preguntar a un puñado de simpatizantes si debía responder a Trump quien se la pasa ofendiendo a México y su investidura presidencial o se quedaba callado…la gente levantando el brazo se pronunció por un “¡No!” al pleito por lo que, según el Peje, “¡México ya decidió!”.

¡Vaya democracia!.. Así se gobierna: con la ocurrencia, con la ignorancia, con una intolerancia que raya en lo absurdo… Ese es el mandato mesiánico de un populista autoritario.

Los casi ocho millones de veracruzanos sabemos y hemos vivido, del creciente desempleo, de la parálisis económica, del nepotismo y del infierno de la violencia e inseguridad; de los asesinatos, destazamientos y secuestros; de cómo se pasean los criminales por calles y plazas comerciales, de cómo amenazan y advierten al propio gobernador.

Ya por lo pronto los más ácidos críticos de la administración fallida de Cuitláhuac García se pueden dar por enterados que luego de esta gira de la nada –porque nada vino a inaugurar o poner en marcha desarrollo social, asistencial o carretero, sino a tirar el rollo- que Cuitláhuac, sin hacer nada, está firme.

 

Sus enemigos morenos –Nahle, Ahued, el inútil de Manuel Huerta y los traidores del Congreso-, al igual que el Fiscal General, Jorge Winckler, los panistas y la gente embozada de Miguel Angel Yunes, ya pueden ir parando a su carro y dejar de embestir a Cuitláhuac porque de momento y hasta dentro de seis años, no será movido.

Y la prensa crítica, la del chayote –como gusta a los morenos calificar a los comunicadores “fifís”- ya podrá ir pensado otra estrategia para tumbarlo porque Cuitláhuac, a pesar de ser un atarantado, de que se queda, se queda.

Y, finalmente, para todo un pueblo desalentado con los resultados del gobierno estatal, de ser testigo de los infortunios y promesas fallidas del gobernador y su equipo… pues no tendrá de otra más que aguantarse.

¡Que viva el nepotismo!

Total, si ya aguantamos a los raterazos e ineptos de los últimos tres gobiernos a lo largo de 15 años, qué más da sumarlos otros seis y tal vez seis más cuando los morenos nos hereden otro igual.

Todo es cuestión de conformarse y no hacerla de jamón.

Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo

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