AMLO, ¡LO PERDIMOS!.. AHORA OFENDE AL PUEBLO DE MÉXICO
AMLO, ¡LO PERDIMOS!.. AHORA OFENDE AL PUEBLO DE MÉXICO
Por
Edgar Hernández*
Flaco,
cansado, ojeroso y sin ilusiones se observa al Peje en sus mañaneras.
Está
que no cabe del coraje.
Grita,
insulta y descalifica a sus enemigos de siempre con un ingrediente adicional, en
la víspera agrede a la ciudadanía que se atreva ir al Zócalo el próximo domingo
para defender a INE.
Ya
no dice que si se juntan 100 mil se va a la “Chingada”, como él mismo denomina
a su rancho en Palenque, pero sí se atreve a adelantar juicios sumarios contra
las familias que asistan a la marcha.
“¡Los
que vayan a la marcha son defensores de Felipe Calderón y García Luna!”, grita.
A
ese grado de descalificación llega su malestar, es un coraje incontenible en
donde recala con la ciudadanía misma.
La
ofensa a los mexicanos incluye a los jóvenes –que representan el 52% de la
población votante- a quienes señala que “tienen la mente en blanco y son
víctimas de la propaganda conservadora financiada por gobiernos extranjeros”.
Lo
mismo decía Díaz Ordaz antes de masacrarlos en 1968.
López
no ha de dormir.
La
acometida presidencial alcanza proporciones no vistas en mandato presidencial
alguno como es ordenar a sus huestes legislativas sometan al polígrafo al
Consejero Presidente del INE, Lorenzo Córdoba y de paso pedir públicamente a
García Luna, se declare testigo protegido y revele los nexos criminales de los
ex presidentes Fox y Calderón.
Ya
no fue aplaudir por la culpabilidad y cárcel contra el imputado, sino apelar la
reducción de años de prisión a cambio de que suelte la lengua.
Bien
decía Gutiérrez Barrios que el poder atonta a los inteligentes y a los tontos
los vuelve locos.
Y es
que cuando el argumento presidencial va en el sentido de que es “imposible que
Calderón no supiera lo de García Luna», la opinión pública devuelve que
“también es imposible que Andrés Manuel no supiera las raterías de Ponce,
Bejarano y de Carlos Imaz Gispert –quien fuera esposo de Claudia Sheimbaum-.
Imposible
que no supiera los desvíos de Ebrard con la Línea 12 del Metro; los negocios de
Bartlett, Napoleón Gómez y del compadre de Nahle.
O
las pillerías de Ackerman, Ana Gabriela Guevara y su propia familia: Pío, su
cuñada en Macuspana, su compadre de Jalisco, Carlos Lomelí, Superdelegado del
Bienestar y Zar de las medicinas… y sus hijos: el de la Casa Gris, el de la
“Chocolatera Rocío” y el de las presuntas ligas con el narco.
¿A
poco nunca le pesaron un tarjetita donde se daba cuenta de los ventiladores
pirata del Conacyt, los cajeros automáticos comprados a Cabal Peniche, las
casas y el dinero en efectivo de Ricardo Monreal y la condonación de impuestos
por más de 16 millones de pesos a Yeidckol y la compra de casas para Morena?
Y
así, hasta el infinito.
La
participación de Barbosa en los expedientes de Lozoya, los depósitos bancarios
en efectivo; cuando sus chairos fueron filmados depositando en los cajeros
automáticos; el desfalco de más de 200 millones a las arcas del municipio de
Macuspana de Ramiro López Obrador quien fue presidente municipal del 2003 al
2006 que huyó antes de terminar su
trienio y los negocios y concesiones de Zoé Robledo y su hermano.
En la
sumatoria los pedientes del lopezobradorismo se hacen largos e interminables.
El
contrato de Jiménez Espriú a su hermano por 50 Millones; los cubrebocas de 15
pesos que compró el IMSS en 215; las patrullas a sobre sobreprecio de Veracruz
y la CDMX; los millones de dólares pagados a los “médicos” cubanos, y el
destino de los 300 millones que se entregaron cuando cerró los pozos en
Tabasco, (a los afectados reales, no les tocó más que un “gracias por
participar”).
Las
700 pipas que compró por la escasez del combustible cuando el huachicoleo, que
nunca se han visto ni se supo cómo y en cuánto se compraron; los departamentos
de Olga Sánchez Cordero y Espriú en Houston.
Eso
sin contar el dinero que recibió cuando fue dirigente del PRD en Tabasco, por
retirase del plantón en el Zócalo en 1991 de parte del gobierno de Salinas,
donde se habla de la entrega de sumas millonarias y queda salpicado Marcelo
Ebrard.
¡Uff!
La
marcha, diga lo que diga López Obrador, no tiene camino de retorno.
Tiempo
al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo