AMLO y los demás
Pedro Peñaloza
“Ejercer el poder corrompe, someterse al poder degrada”.
Mijaíl Bakunin.
1. Entre la desesperación y la torpeza. Ni duda cabe, los priístas y panistas no han entendido ni asimilado que su lucha contra López Obrador no puede seguir siendo las chicanadas legaloides o la propaganda sucia. Ya Fox mostró los límites de su pírrica intentona por desaforarlo. Lejos de lograr su propósito, lo engrandeció y victimizó. Los resultados le estallaron en la cara al poder político. Ahora, Beltrones, jerarca del PRI, camina por el mismo sendero y busca desaparecer de la televisión y la radio al tabasqueño. Asimismo, el jovenzuelo Anaya, dirigente del PAN, está en la misma tesitura que el sonorense. Fracasarán.
2. Los límites de un partido sin rumbo. Es evidente que el contexto nacional y sus orígenes internacionales han creado un clima nada fértil para los planes políticos del priísmo. Veamos: la economía no supera ni superará las franjas mediocres que hasta ahora tiene, el descrédito del inquilino de Los Pinos refleja cifras nada halagüeñas, los cuadros dirigentes del partido tricolor bordean la mediocridad, la frivolidad y la ignorancia y, por si fuera poco, el PRI está programáticamente desdibujado y oscila entre balbuceos nacionalistas y acciones prácticas neoliberales.
3. Caballada flaca y famélica. El PRI tiene varios problemas para mantenerse en la Presidencia, el primero de ellos es que sus suspirantes no representan ningún atractivo que anime a las crecientes masas empobrecidas. Examinemos: Osorio Chong, inquilino de las oficinas de Bucareli, carece de carisma y de cultura política, es el típico cuadro incapaz de sumar y de admitir sus deficiencias, su gran poder burocrático no le ha permitido dar un salto cualitativo en su carrera política; por su parte, Luis Videgaray tiene un sello de tecnócrata que no motiva a nadie, está formado para dirigir y coordinar oficinas de contadores y economistas del ITAM, es inimaginable verlo conviviendo y entendiéndose con ciudadanos de a pie, su único atractivo es la destreza para que no obstante el desastre económico pueda dar la cara y decir “que vamos bien”; a su vez, José Antonio Meade es una segunda carta de la misma vertiente de itamitas, educado por tecnócratas, ha reproducido los mismos reflejos grisáceos de sus formadores, ha ido de secretaría en secretaría, siempre ratificando su proclividad a la visión conservadora y apoyadora de los dictados de Washington, es bien visto por los círculos oficiales norteamericanos; finalmente, no por ello menos importante, Aurelio Nuño, operador de Peña, le han garantizado salir diariamente a los medios y en especial en la televisión para poder promoverse, su perfil es de un junior autoritario y soberbio, desde la SEP quiere erigirse como el pacificador del magisterio; hay dos posibles candidatos restantes, uno es Eruviel Ávila, presuntuoso y abiertamente reaccionario, y Manlio Fabio Beltrones, quien es el que mejor conoce la dialéctica del sistema y los sótanos del poder, pero que no es del círculo íntimo del grupo Atlacomulco, aunque podría ser un bateador emergente.
En el PAN la ganadería está tierna, tan es así que Margarita Zavala brilla, Anaya quiere y no hay más. El PRD vive un extravío ideológico y programático, no tiene en sus filas ninguna opción que llame la atención, Mancera no es del PRD ni de Izquierda. Su futuro es incierto y con pocas posibilidades.
Epílogo. Todos los descritos le temen a AMLO, por cierto, un político que arrastra masas, pero profundamente ignorante e incapaz de construir acuerdos. Quizá la última carta es que el PRD y el PAN vayan juntos, con un candidato liberal y con mucho miedo.
pedropenaloza@yahoo.com Twitter: @pedro_penaloz