La Otra VersiónPLUMAS DE COATEPEC

AÑOS, MESES Y LOS DIAS

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AÑOS, MESES Y LOS DIAS

Por fin, después de varios intentos, el día de ayer sábado por la noche, pude visitar a mi amiga, la profesora Ancona Rebolledo. Ella por muchos años me acompañó en el trabajo de las academias escolares. En estos actuales momentos, ambos gozamos de la jubilación que otorga la Federación a los profesores, después de haber laborado 30 años o más.

Recuerdo bien que cuando llegué a la Secundaria Federal “La Patria es Primero”, ella ya tenía varios años organizando todo lo relativo a la integración de los maestros al trabajo docente por áreas o asignaturas de conocimiento. Fue allí donde me percaté de su trabajo bastante meticuloso y ordenado, en busca siempre de la calidad de la enseñanza para los niños.

Ella no sólo conocía a la perfección los planes y programas de estudio de los tres grados, sino también los libros de texto de cada una de las asignaturas. Nos hablaba de los diversos métodos de enseñanza y tipos de evaluación. Con ella, nuestra escuela fue reconocida por su calidad y también se hizo acreedora a varios reconocimientos.

Al llegar ayer a su casa en punto de las 19 horas, me invitó a sentarme en un confortable sillón beige ubicado en su bonito estudio, rodeado de cuadros y pinturas de Frida y Diego, así como de varios estantes de madera que resguardan infinidad de libros de Pedagogía. Me llamó la atención ver que, en uno de dichos estantes, atesora numerosas agendas, de esas donde vienen los años, los meses y los días.

Entre pláticas, recuerdos y café con pan, ambos recorrimos los casi 17 años de trabajar juntos. En un rato de distracción de ella, me acerqué a su colección de agendas y pude comprobar que éstas abarcan desde 1967 hasta 2024. Libretas de distintos tamaños y colores, con una variedad de presentaciones: tela, nylon, cartón, piel y hasta 2 de madera.

¿Qué bella colección de agendas tiene Maestra?, mencioné. En respuesta dijo: – “Las primeras la heredé de mi señor padre y las del año de 1978 en adelante las he adquirido en los meses de diciembre de cada año, ellas son mis fieles compañeras de vida, pues encierran todos mis bellos y malos momentos sucedidos. A diario las lleno de mucha imaginación”- terminó expresando.

¿Está allí parte de la historia de nuestra escuela, ¿verdad?, comenté. La maestra contestó: -Para nada, están ahí mis sueños, deseos, aspiraciones, promesas, algunos fracasos, solo eso”, – advirtió. En medio de la charla se escuchó el timbre de su casa, momento que aproveché para curiosear 3 de sus tantas agendas. ¡¡No puedo creer aun lo que encontré allí, en muchas de esas viejas páginas amarillentas por el paso del tiempo!!

Vi mi reloj de mano, marcaba casi las 21 horas. Me despedí de ella, prometiéndole visitarla más seguido. Llegando a casa me dispuse a escribir toda esta narración, misma que enviaré el lunes al “Regional. Pensé poner como título a mi reseña: Sin nada al interior, o bien, De olvidos sucesivos. Les juro que esas tres agendas estaban totalmente en blanco en todas sus páginas, así como transparente ha sido y sigue siendo la vida de mi amiga. Quienes la conocemos de cerca, sabemos que, desde niña, ella ha vivido siempre en completa Soledad tal y como es este su nombre propio, de pila, de registro civil; o bien de gracia, como dicen todos aquí en este olvidado y alejado pueblo, al preguntar por el nombre completo de alguien que respira aún.

sagare32@outlook.com