ANTIGONA DE “LA NIÑA CHAYO”
ANTIGONA DE “LA NIÑA CHAYO”
René Sánchez García
El pasado día 25 de mayo, se cumplieron
100 años del nacimiento de la escritora mexicana Rosario
Castellanos Figueroa (México, 1925, Israel 1974), considerada una de las
literatas más importantes de México del siglo XX. Al igual señalada como
pionera del feminismo mexicano. Ella estudió en la Facultad de Filosofía y
Letras de la UNAM, de allí su inclinación a la poesía, a la novela, a la
cultura popular, al periodismo y al teatro. Mujer de raíces indígenas (su
familia era originaria de los altos del estado de Chiapas) donde vivió y creció
en Comitán hasta su adolescencia. Se le recuerda igual como Diplomática, o al
servicio de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Para recordar y
homenajear a Rosario Castellanos, el gobierno de México y sus centros
culturales del país, le realizaron diversos actos literarios. Quiero sumarme a
ello, haciendo público, ese su interés por el teatro y la crítica que ella
publicó y realizó, desde el 21 de junio de 1953 hasta el 25 de diciembre de
1955, dentro de las páginas de la revista cultural La Nación, donde sus artículos los firmaba bajo el seudónimo de Antígona. Fue Emilio Carballido quien
descubrió quien verdaderamente estaba atrás de este sobrenombre, pues él era
asiduo lector de dicha columna semanal, que en total llegaron a sumar un total
de 86 colaboraciones puntuales.
Carballido, quien hace
público el seudónimo de Castellanos en 1995, menciona lo siguiente: “la
publicación empezó a leerse entre los teatristas de la época, La extensión de
la columna es variable, no obstante, llama la atención que a partir del número
654 se vuelve más breve: mientras que en los números anteriores encontramos
entre 800 y 1000 palabras, los posteriores a esa emisión tienen poco más de 500
hasta que finalmente desaparece”. Los textos, dice Carballido, están llenos
siempre de un tono que va del humor a la ironía mordaz. Antígona analiza tanto el texto dramático como la actuación y la
dirección, sin dejar de lado la escenografía, el vestuario y las reacciones del
público.
Diana del Ángel,
escritora y defensora de los derechos humanos, menciona en su artículo “El
periodismo desconocido de Rosario Castellanos”, publicado en la revista Letras Libres (No. 308) lo siguiente:
“Durante dos años, Castellanos se puso el rostro de Antígona, desde ahí escrutó
una parte de la escena teatral mexicana, pero su mirada también nos dejó
apuntes críticos”. Como Rosario, Antígona, continúa Diana, era una hija
desobediente de su tiempo, además del afilado humor, comparte el valor estético
por encima de otros valores, la preocupación por educar al público en el buen
teatro, el amor por los clásicos, la avidez por el teatro moderno y las malas
críticas cuando se merecían.
Pero Rosario o la niña
Chayo, era siempre sincera consigo misma: “El teatro ha sido, desde el
principio, una de mis aspiraciones más tenaces y menos satisfechas. Que lo he
intentado con una tenacidad tan grande cuanto deplorables han sido los
resultados”. Revelación significativa, porque deja ver la importancia nodal del
teatro en la escritura de Castellanos, pero también su inseguridad con respecto
a sus logros, concluye Diana del Ángel. Por ello la crítica afirma: Castellanos
fue varias Rosarios.