ANTONIO MATEO REBOLLEDO, BENEFACTOR DE COATEPEC
ANTONIO MATEO REBOLLEDO, BENEFACTOR DE COATEPEC
Por Jorge Vela
Antonio Mateo Rebolledo, con
justicia, debe ser reconocido como benefactor generoso de Coatepec. Su impulso
a diversas obras materiales, así como su labor historiográfica, complementaron
el ejercicio de una actividad sacerdotal que significó una guía para la
población coatepecana, por casi cinco décadas. A 150 años de su fallecimiento,
rememoramos parte de su labor, cuidadosamente investigada por la doctora
Soledad García Morales y el maestro Martín Blásquez Ojeda quienes, por medio
del Estudio preliminar y facsímil de los “Apuntes históricos y geográficos
de la Villa de Coatepec”, nos aproximan a un ciudadano ejemplar.
La
vida de Pa’Mateo, como cariñosamente le reconocieron sus paisanos,
transcurrió entre los últimos instantes de la época virreinal y la instauración
del México independiente. Nació el 20 de septiembre de 1799, situación que lo
hizo atestiguar el duro proceso de conformación nacional. Sus padres, Antonio Matías Rebolledo y María
Manuela Gertrudis Maldonado, pertenecían a dos importantes familias locales,
las cuales habían hecho fortuna gracias al cultivo del tabaco y a la crianza de
ganado. Los recursos económicos que poseían,
le facilitaron una educación esmerada en Puebla de los Ángeles, donde se
decantó por la vida teologal. Se estima que debió concluir sus estudios hacia
1823, pues a finales del año siguiente ejercía como teniente de cura.
En su
retorno a Coatepec, Mateo encontró que las controversias respecto al nuevo
régimen político, habían lacerado la vida de las familias coatepecanas y,
decidido a contribuir al resarcimiento del tejido social, estableció la
devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Fieles de todas clases abonaron a la
devoción, incluida su propia familia, la cual donó parte de su residencia en la
Calle Principal, para desplantar una iglesia que se transformaría en sede de
dicho culto. Entre el 6 de junio de 1828 y el 10 de mayo de 1833, se erigió el
templo del Sagrado Corazón, ejemplo de la unidad y la fortaleza.
En
septiembre de ese mismo año, la epidemia de cólera morbus se presentó en
Coatepec, provocando pánico entre el grueso de la población. Antonio Mateo y
los feligreses buscaron el amparo divino de la Virgen de Guadalupe para
afrontar la calamidad que, en las semanas subsecuentes, se replegó. El hecho
fue visto como un verdadero milagro y, como gesto de gratitud, se emprendieron
diligencias para edificar un templo en honor a reina de México. En 1839, Rosa
Quirós vendió un solar en la esquina de las calles de Cantarranas y de Carretas,
con el propósito de construir el santuario, obra que se ejecutó entre el 03 de
mayo de 1840 y el 4 de mayo de 1853. Paralelamente, Antonio Mateo participó
como activo promotor de las vías de comunicación, siendo director del camino de
Jalapa a Orizaba, hacia 1845.
Con
relación a su carrera sacerdotal, el 9 de enero de 1846, el obispado de Puebla
designó a Mateo Rebolledo cura propietario del pueblo de Huatusco. Su tiempo en
el cargo es impreciso, pero se interesó por la educación y cultura, brindando
apoyo a su sobrino Antonio Matías Rebolledo para instalar en dicha localidad,
la Imprenta de Rebolledo en 1848. El taller publicaría, es mismo año, el primer
periódico de Huatusco: “El Faro Veracruzano” y, en 1850, mudaría de asiento a
Coatepec. Bajo la denominación de El Álbum, la imprenta se dedicó a la
edición y traducción de diversas obras, constituyendo así una época de avance
cultural inigualable. Entre sus publicaciones destaca Apuntes históricos y
geográficos de la Villa de Coatepec, la cual recibió el elogio de
ilustrados personajes de la época y constituye una fuente de consulta
imprescindible para quienes desean estudiar la historia local.
Fue
sumamente significativo que el 26 de septiembre de 1854, Pa´Mateo haya
sido designado como párroco propietario de San Gerónimo Coatepec, fecha
circunscrita a su propio cumpleaños, así como a las fiestas patronales de San
Miguel y de San Jerónimo. El nuevo párroco, acorde a los tiempos de
transformación que se suscitaban por aquel entonces, impulsó el progreso
material de la región, ocupándose de la construcción del puente sobre el río
Suchiapan, el cual había sucumbido en 1853. En diciembre de 1855 firmó el
contrato que le adjudicaba la obra, ofreciendo como garantía su residencia
ubicada en la Calle Principal y el rancho El Suchil. La obra quedó concluida un
año después, no obstante, en 1861, la creciente derrumbó nuevamente la
infraestructura y, como en ocasiones anteriores, hubo necesidad de
reedificarlo.
En los
años sucesivos, Rebolledo debió ejercer su pastoral en difíciles
circunstancias. En 1859 las fuerzas liberales fusilaron a su hermano, Juan
Clímaco, causando enorme aflicción al presbítero. Ese mismo año, se promulgaron
de las Leyes de Reforma, afectando la administración parroquial en diversos
rubros como los ingresos, propiedades, cofradías y fondos. A pesar de ello,
Mateo mantuvo su inclinación conservadora y, cuando se instauró a Maximiliano
de Habsburgo como monarca, él y otros notables vecinos de Coatepec, signaron un
documento por medio del cual expresaban su adición al imperio, en 1864.
El 16
de septiembre de 1864, el primer obispo de Veracruz, Francisco de Paula Suárez
Peredo y Bezares, en su camino a la toma de posesión de su cargo, escaló en
Coatepec y reconoció la virtud y celo de Antonio Mateo. Motivo que contribuyó a
su elección como uno de los tres fundadores del Cabildo catedralicio del nuevo
obispado. Su posición jerárquica le permitió participar en actividades
políticas de primer orden, como el recorrido que el Emperador Maximiliano
efectuó por Jalcomulco, Tuzamapan, Mahuixtlán y Coatepec, entre el 24 y 25 de
mayo de 1864. En el trayecto fue posible mostrarle los avances en la región,
algunos de los cuales, el mismo Mateo había promovido.
Con el
triunfo de la causa juarista y la república restaurada, la curia mexicana se
vio limitada en sus actividades, por lo que Mateo Rebolledo volcó sus esfuerzos
en la asistencia espiritual y material a los desvalidos, ocupándose
afanosamente del establecimiento del Hospital San Vicente de Paul que, al
tiempo, se denominaría Hospital de Caridad.
La concepción de la institución se realizó en 1869, bajo los preceptos
de auxilio corporal y moral a los desamparados.
El 5
de enero de 1873, con setenta y tres años de edad, el canónigo Antonio Mateo
Rebolledo, dejó de existir, tras prolongada y fructífera misión pastoral, moral
y de mejoramiento material. Su muerte llenó de luto al pueblo, quien perdió a
un laborioso ciudadano. Su cadáver fue trasladado por las principales calles de
la población, siendo sepultado en el presbiterio del templo del Sagrado Corazón
de Jesús, retornando al preciso solar donde había nacido. El sitio donde
reposan los restos de Pa’Mateo quedó señalado con una lápida laudatoria
de mármol, colocada en 1922.
En
retribución a su incansable trabajo, los coatepecanos le recordamos con respeto
y admiración.