¡APLASTAR A TODOS!
¡APLASTAR A TODOS!
“Dondequiera que la ley termine, la tiranía comienza”.
John Locke
Después de la
“noche negra” que montaron los senadores del oficialismo, se confirmó un atraco
más que dibuja de cuerpo entero a un presidente que se ha quitado
paulatinamente la máscara “progresista”. López Obrador se presentó en 2018 como
un adalid de la lucha contra la corrupción y enemigo del militarismo. En
contraste, se convirtió en un fanático impulsor de las fuerzas castrenses y,
por citar tan sólo un caso, evadió responsabilidades y acusó un ataque del
conservadurismo por el destape del fraude en Segalmex por 15 mil millones,
protegiendo a su amigo y mentor, sin olvidar el reparto en contratos sin
licitar y programas opacos sin reglas de operación. ¿Eso no es corrupción?
Fiel a su
carácter autoritario, AMLO decidió lanzarse contra los fideicomisos porque
“había corrupción”, eliminando fondos de ciencia y tecnología, de cuidado al
ambiente, prevención de enfermedades, etc. Hasta ahora no se sabe para qué se
utilizaron esos recursos o dónde quedaron ¿Eso no es corrupción?.
Recientemente
desapareció el Insabi y dejó contratos abiertos por 15 mil millones de pesos.
En su proyecto de políticas públicas no sólo el país perdió parte del
presupuesto, sino miles de vidas que no pudieron ser atendidas a tiempo y
familias destrozadas por la pandemia de Covid-19. ¿Eso no es corrupción?
El rostro es
grotesco, violando todos los procedimientos parlamentarios aprobaron 20
reformas, modificando instituciones y reglamentos a capricho. Ahora, lo único
que queda frente a esta vorágine es la Suprema Corte, quien tiene elementos
para echar abajo ese asalto en el poder legislativo. De no detener esta línea
autoritaria tendremos serias consecuencias para la convivencia democrática. Las
presiones crecerán.
Además,
ratificando su vocación despótica, AMLO intenta desaparecer al INAI,
presentándose como enemigo de la transparencia y el derecho a saber qué se hace
con los recursos públicos. ¿Violentar el derecho a la información, no es
corrupción?
La prioridad
de AMLO no es el “pueblo”, sino garantizar su supuesto legado designando al
candidato presidencial para el 2024. Tiene pavor de perder, sabe de las
terribles consecuencias de una eventual derrota de su partido. Por eso, no
importa que se atropelle todo. Ya hasta el senador, ese que se vestía de
“rebelde”, se convirtió en un abyecto más. Su pequeñez fue muy grande. Así, el
objetivo es mantener la unidad morenista bajo el manto protector del mesías
para aplastar, por cualquier método, a las disidencias, sean partidistas o de
la sociedad civil. El 2024 empezó hace tiempo y la aplanadora no respetará nada
para ganar. Todavía nos falta ver más locuras. Cuidado.
@pedro_penaloz