APRENDER A SER CRÍTICO
APRENDER A SER CRÍTICO
René
Sánchez García
En esta
tercera Feria del Libro que se lleva a cabo en unos de los costados del parque
municipal “Miguel Hidalgo” de esta ciudad, me encontré un excelente libro, del
cual inicié su lectura (confieso que sólo he leído su prólogo), misma que haré
con demasiado cuidado y apoyado en otros textos, a fin de comprenderlo y
asimilarlo para futuros trabajos. Por ello me permitiré hoy transcribir algunos
párrafos que llamaron mi atención y para que mis lectores comprendan lo difícil
que es aprender a ser crítico del pensamiento humano.
El mencionado libro se titula Ensayos de crítica cultural. Una mirada
fenomenológica a la contemporaneidad, escrito por José Luis Barrios y
publicado por el Departamento de Letras de la Universidad Iberoamericana, en el
año de 2004, dentro de su colección AlterTexto, que se especializa en trabajos
de teoría y crítica. El libro abarca 3 apartados fundamentales: Fenomenología y
Filosofía; Fenomenología, Ética y Cultura; y Fenomenología, Arte y Cine. Allí
encontramos los 11 excelentes ensayos de dicho autor, que son miradas que
versan sobre filosofía, publicidad, iconografía política, cine y arte.
En su prólogo, que también
llama a manera de introducción, dice: “El libro es una toma de conciencia de
los encuentros y los desencuentros con mi formación, de mis relaciones con la
historia del arte, la literatura y el cine, también de las relaciones con los
imaginarios y los discursos culturales y políticos de los que soy contemporáneo
y de los bordes por donde mi escritura ha caminado, pero sobre todo es la toma
de conciencia de la pérdida de mi ingenuidad filosófica”. Y añade: “No ser
ingenuo quiere decir mirar, por eso este libro habla sobre la mirada, abunda
sobre la atención que se presta a lo que nos rodea para darnos cuenta que la
condición del conocimiento descansa sobre la resistencia que el mundo nos
opone”.
Más adelante agrega José Luis
Barrios, que sus ensayos aquí compilados: “…tienen
la pretensión de mostrar estos juegos de resistencias, extravíos y
coincidencias donde mis preocupaciones fundamentales se muestran en su proceso
y no en su conclusión, quizá así habría que leerlo, no se trata de una
totalidad de argumentos sino de bifurcaciones donde se pudieran balbucear
algunas constantes en torno a las relaciones entre la ética, la estética, el
arte y la cultura de nuestra época”. De esta manera queda claro que hacer
crítica no es de ninguna manera hablar bien o mal de una cosa, o bien del otro
o de los otros en cuestiones de tipo cultural, sino aprender a mirar de
diferente manera.
Sobre esa distinta manera de mirar,
el autor es claro al afirmar: “Acaso por
ello aprender a mirar, también quiere decir encontrarnos en el límite del
lenguaje: con su rigidez cuando no tenemos la claridad ante lo mirado, de su
artificio cuando sólo hacemos metáforas como una sombra arrojada sobre lo real
o cuando de vez en vez acertamos con palabras y las hacemos coincidir no con la
realidad, sino con la vivencia que podemos tener de ella. La mirada a veces
quiere sujetar lo mirado, otras la mirada se pierde entre las palabras y otras
más apuntan alguna idea que vale la pena explorar”. De allí que antes de
criticar lo cultural, debemos primero aprender a mirar desde diferentes ángulos
o distintas ópticas, desde distintos puntos de vista teóricos o argumentativos,
siempre lejos de todo apasionamiento donde no esté presente la inteligencia, la
razón y las ideas que provengan de la creatividad y la imaginación.