Especial

ARTE MUDÉJAR

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El inolvidable profe Toño Hernández Malpica, catedrático en la secundaria, y alguna vez presidente municipal, nos enseñaba que, la historia universal para su estudio, fue dividida en cuatro edades. La Antigua, la Media, la Moderna y la Contemporánea. Con agudo ingenio e inigualable estilo, el profe lograba la reflexión del alumno, y esto es algo de lo que recuerdo:

“La edad media inicia por allá del 476 de nuestra era, cuando las organizadas y superiores fuerzas visigodas, van tras la desarticulada Roma Imperial de Occidente y con unos cuantos pillajes a la ciudad y raptos a lomo de bestia de singulares romanas, dejan abatido al decrépito imperio. Estos vándalos, sin esfuerzo alguno, invirtieron cien años para expandirse por completo en La Galia y la Hispania. Asentados en esta península, los pueblos árabes musulmanes, con mejor talento, en menos de dos siglos, insertaron sus usos y costumbres y en contundente maniobra, les pusieron en su madre a los advenedizos visigodos. Eso fue suficiente para que estos moros se adjudicaran todo el territorio español, y lo dominaran durante ochocientos años. Don Fernando y Doña Isabel, católicos de linaje, descendientes directos de los reyes visigodos, en una acción de unión de fuerzas y de otras cositas, hacen todo lo necesario para recuperar el reino; finalmente, combaten al islam, expulsan de sus dominios a los intrusos sarracenos y de paso dan fin a la mencionada Edad Media; eso fue últimamente por allá del 1492” así remataba, el profe su coloquio.

Hago este comentario, porque el Arquitecto Gregorio Jácome Rodríguez, acérrimo defensor de la arquitectura coatepecana, patrimonio heredado de la arabesca, nos invita a su disertación guiada en el templo de la iglesia de Guadalupe de esta ciudad, sitio catalogado como monumento histórico. Ahí nos hablará de la disposición de la nave principal del edificio, la cúpula circular de horno, la bóveda de cañón corrido que cubre el púlpito y el altar dedicado a nuestra virgen. El arquitecto Goyo, abundará sobre los trabajos de restauración de dicho inmueble que inició hace más de tres años y el porqué de los colores pastel que se emplearon.

Es seguro que también aborde el tema del eclecticismo en la fachada y los tres estilos que predominan: hispano-mudéjar, barroco y neo-gótico, donde claramente se observa que, contra la genética arábiga no hay defensa. Un ejemplo de ello son los frontones aguzados truncados donde se recuperó gran simbología grabada en altos relieves que ahora, con sus colores, son la atracción de muchos turistas, aunque algunos de ellos pasen como bólidos en el famoso recorrido del piojito y queden satisfechos con lo que la grabación les departe.

Aquí abundamos en que, la herencia arábica la poseemos en varios rubros: música, danza, arquitectura, café y lo mejor, la comida, el kibbe y el tabule, siendo una perogrullada lo que se dice de que, cuando los cristianos van a exprimir la ubre, los musulmanes ya traen el kéfir (yogurt). En fin, sí vale la pena el recorrido que ofrece Goyo. Los informes están en Casa de Cultura donde Ale Méndez le atenderá. La recomendación es que evoquemos este proverbio, también árabe:  Cuatro cosas hay que no vuelven más: una bala disparada, una palabra dicha, un tiempo pasado y una ocasión desaprovechada

¡Ánimo ingao..!

Con el respeto de siempre Julio Contreras Díaz

Escuche la versión audio:

 

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