Así de breve es la vida
René Sánchez García
(A Karla Renatta, por su llegada al mundo)
No cabe duda que los recuerdos de la infancia permanecen por siempre. Los padres, la familia, los amigos, los compañeros, los profesores, están presentes en nuestra memoria, nunca en el olvido. Igual los sucesos, acontecimientos, momentos, lugares, diálogos, juegos, alegrías y tristezas, juegan un papel importante y decisivo en la vida. Lo anterior viene al caso para mencionarles que en la pasada exposición y venta de libros nuevos y usados, celebrado en nuestro parque “Miguel Hidalgo”, me encontré con un maravilloso libro.
Creo que ustedes recordarán que hace algunos años, en punto de las seis de la mañana y a los doce de la noche, las radiodifusoras locales entonaban el Himno Nacional Mexicano y el Himno a Veracruz. Pues bien, el último de los himnos fue escrito por un gran maestro y amigo que desafortunadamente ya no se encuentra entre nosotros, me refiero a Francisco Morosini, profesor de la Universidad Veracruzana y de la Escuela de Escritores de Veracruz.
La amistad que entablamos el maestro “Moro” y un servidor, se debió a que cursé un Diplomado en Creación Literaria en dicha Escuela de Escritores de Veracruz, allá por el año 2000. En aquel momento nos impartió un magnífico curso de cuento. El curso no era meramente informativo, lleno sólo de libros, fechas y autores; más bien, constituyó una motivación sabatina para despertar la creatividad y la imaginación. Ese espacio, más que una cátedra, se convirtió en libertad para leer y escribir, sobre todo eso de la ficción y la fantasía, al estilo de Borges, Vargas Llosa y Carlos Fuentes.
El libro que me encontré en dicha exposición se llama Así de breve es la vida, publicado por VerdeHalago (México, 2003, 110 p.), mismo que contiene 16 magníficos cuentos breves (otros le llaman simplemente narraciones) que tienen que ver con las cosas cotidianas de la vida, los lugares comunes, las personas simples y todo eso que a primera vista parece mundano. El lenguaje con que fue escrito no es académico, sino sencillo, para que al pasar de la oración al párrafo, y de este a la página, nos identifiquemos plenamente, hasta convertirnos mágicamente en sólo uno: yo.
Los temas de estos cuentos breves son variados: las enseñanza de la abuela, el caballo humano, el loco del pueblo, el borracho asustado, el amigo que se pierde, el director de la escuela que “dialoga”, el profesor nuevo, el sueño de esa frontera maldita, etc. Libro que recomiendo sea leído en una sentada para disfrutarlo de cabo a rabo.
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