AUTOESTIMA
AUTOESTIMA
Salvador
Farfán Infante
La autoestima generalmente se define como la
evaluación global del valor que cada individuo tiene de sí mismo, es decir, el
grado de satisfacción personal. Este valor que nos damos a nosotros mismos está
de acuerdo con la manera en que nos percibimos, la forma en que pensamos sobre
nuestra persona y en nuestra conducta general como seres humanos. Implica tener
confianza en nuestra capacidad de compartir afecto sin distinciones, estar
dispuestos a ser amados por nuestras virtudes, disposición y comprensión de las
diferencias de los demás, sin dejar de lado nuestra singularidad. Una buena autoestima
significa:
· Tener
buena opinión de uno mismo.
· Tener
confianza en nuestro valor como personas.
· Tener
una actitud positiva.
· Estar
satisfecho de uno mismo la mayor parte del tiempo.
· Plantearse
objetivos realistas.
Tanto los niños como los adolescentes y los
adultos se benefician en su salud cuando mantienen buenas relaciones con los
demás, sin soslayar los hechos y los pensamientos positivos adquiridos en las
distintas etapas de su vida.
Algunos autores consideran que se necesita
pasar por diferentes momentos de desarrollo para alcanzar una autoestima saludable.
La autoestima está influida en principio por las relaciones que establecemos
con otras personas, como los integrantes de la familia, los vecinos, los
profesores, los amigos y los conocidos con quienes interactuamos
frecuentemente.
El concepto de ser uno mismo tiene dos
dimensiones de acuerdo con distintos planteamientos psicológicos:
La dimensión cognitiva (conocimiento de uno
mismo).
La dimensión evaluativa.
El conocimiento de uno mismo remite de entrada
a las distintas concepciones o ideas que tenemos de nosotros mismos; este tipo
de ideas se refieren generalmente a nuestra habilidades, capacidades y valores
que se nos atribuyen con base en nuestras experiencias pasadas y que están
presentes constantemente en diversos tipos de actividades. El conocimiento de
nosotros mismos nos ayuda a elegir objetivos más cercanos a nuestras capacidades
y eso nos permite disfrutar de los resultados.
La dimensión evaluativa es el valor que nos
atribuimos a nosotros mismos. Corresponde al hecho de amarnos o no, de
apreciarnos o despreciarnos, y al impacto que estos componentes tienen sobre
nuestro bienestar físico y psicológico
cotidiano.