Ayudemos a nuestros hermanos
Linda Rubí Martínez Díaz
Hola amigos lectores, les saludo con el cariño de siempre. Recién finalizó el verano y la temporada de huracanes parece adelantarse, como por desgracia sorprendió a los estados hermanos del área del Pacífico, en particular a Baja California Sur, el cual ha sufrido los embates del huracán Odile. Y aun cuando en muchos casos la prevención es suficiente para evitar efectos colaterales, en otras ocasiones el embate de la naturaleza es impredecible, de tal forma que no podemos medir los alcances negativos que pueda tener en la sociedad. Parece ser este el caso que hoy nos ocupa, pues como ya es noticia internacional, el área de Los Cabos se ha convertido de un día a otro en zona de desastre.
Por ello es importante un llamado a la solidaridad como ya es costumbre entre nosotros los mexicanos. Con nuestra contribución no estaremos solucionando totalmente los problemas de una sociedad afectada, pero sí les estaremos ofreciendo un apoyo para que puedan salir adelante con menos dificultad a la que ya enfrentan. Es lamentable que muchos perdieran familiares y todos sus bienes así como medios de sustento diario, por lo que invito a nuestros lectores no solo a contribuir en lo material en centros de acopio o mediante depósitos bancarios, sino también para unirnos en oración y pedirle a Dios pronta recuperación. Las huellas materiales aun con dificultad pueden ser superadas, pero muchas veces quedan sellos más profundos que nos ponen a prueba como seres humanos. Y aquí es donde se mide la verdadera fortaleza de cada quien.
A veces es comprensible que en estados de emergencia, los seres humanos se sientan ante un vacío espiritual y mental que no les permita dilucidar con claridad la mejor forma de comportarse. Las noticias no sólo han mostrado el desorden que un fenómeno natural deja a su paso, sino las consecuencias sociales ante la carencia de recursos y de patrimonio propios. Es triste ver que las condiciones de saqueo a tiendas, la falta de organización en el reparto de víveres, y el provecho económico que están obteniendo quienes tienen recursos estratégicos al inflar precios, se han convertido en algo recurrente.
Amigos lectores, espero que colaboren con su granito de arena para que pronto los territorios afectados regresen a la normalidad. Acudan a los múltiples centros de acopio de la Cruz Roja y conviértanse en héroes anónimos, de esas que luchan a diario y hacen algo desinteresado por los demás. Recuerden que hoy es por ellos, mañana por nosotros.
Nos leemos la próxima, que Dios los bendiga.