Benjamín y Elvira, dos personajes
La otra versión:
René Sánchez García.
Coatepec, como todos los lugares grandes y pequeños del mundo, encontramos gente que llaman nuestra atención, que terminamos por considerarlos personajes populares, pues la historia de esos lugares no podría escribirse sin mencionarlos. No necesariamente necesitan ser famosos por su grandeza económica que poseen, tampoco ser políticos destacados o gobernantes inolvidables, mucho menos profesionistas destacados que son difíciles de olvidar, o bien artistas o artesanos destacados por la laboriosidad de sus mentes y sus manos, o quizá hombres o mujeres devotos o de aureolas.
Hoy en esta columna semanal quiero platicarles sobre dos personajes que los podemos encontrar a diario en nuestro parque, caminando sobre la calle del mercado, pero casi siempre muy cercanos al atrio de San Jerónimo. Es una pareja singular, a veces juntos, o bien cada uno por su lado, pero que al final vuelven y se unen para únicamente ser vistos por propios y extraños, porque son un hombre y una mujer que ven y escuchan, pero en la realidad son dos seres olvidados por sus familiares, por la gente, por las instituciones, por la sociedad. Su única aspiración es encontrar un bocado o una moneda que los haga feliz por un instante.
Él se llama Benjamín, lo conozco desde hace años. Siempre en la misma postura, como imitando a un Buda. Sentado sobre sus piernas y su espalda sobre la pared. Por lo regular con un cuaderno y un lápiz. Pensé que le gustaba hacer dibujos, pero no, en sus notas sólo encontré números y muchas rayas y puntos en diferentes posiciones. Tiene problemas de lenguaje y oído, aunque es bastante observador de los que sucede a diario. Si bien su ropa es la misma por meses al igual que su olor, él es muy tranquilo y de caminar lento, acompañado de su cigarrillo. Dice tener 20 años, aunque yo le calculo más de 50, dice vivir por el campo deportivo, aunque yo lo recuerdo desde hace años por la calle de Miguel Lerdo.
Ella se llama Elvira. Es de baja estatura e igual tiene por meses la misma vestimenta. Tiene poco que la conozco y por las mañanas la veo bajar por la calle de Lerdo hacia el parque municipal. No se le entiende su habla y su oído es escaso, pero recuerda bien ciertos episodios de la vida en este lugar. Debe tener como 80 años, aunque ella dice no recordar cuántos en realidad tiene. Dice que baja para obtener unas monedas o algún taco que le regalan las personas. Del diario está en una de las jardineras de cemento frente a Bancomer, o bien sentada en una de las bancas del parque, haciendo la misma operación que Benjamín: viendo pasar la vida y esperando algo de la vida que no sé qué será.
La gente comenta, dice, menciona que Benjamín y Elvira algo tienen entre sí, más allá de una amistad, pude comprobar que ella no recuerda el nombre de él. La cuestión es que son muy amigos y platican no sé de qué, pero platican. Eso es bueno, ya que en nuestros días ni en familia se platica.
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