CAFÉ OFELIA

Cada día son más las cafeterías que se abren en el pueblo mágico de Coatepec, Veracruz. Cierto día, al caminar por la Avenida Constitución, me llamó la atención una entrada que al parecer es un garaje. Vi mesas vacías y una pequeña despulpadora. Entré y la observé, mi mente acercó las despulpadoras que fabricaba el señor Adán Montes en la esquina de Terán con Moctezuma, fueron muy solicitadas por quienes se dedicaban al proceso del café a mediados del siglo XX. Mi vista recorrió ese agradable espacio en el que plantas  de ornato decoran el lugar. Un joven me saludó con amabilidad y me mostró el negocio, una panadería que el aroma del pan se antojaba, evoqué las panaderías de antaño, cuando el panadero salía a repartir el pan en canastas circulares tejidas de palma que se acomodaban en la cabeza; lo hacían a las cinco de la mañana cuando las sombras de la madrugada todavía no se marchaban, se les veía caminar por esos barrios empedrados y algunos de terracería. Él joven amablemente me obsequió una pieza de pan ¡exquisito! Fue el cinco de septiembre del 2023, me despedí deseándole éxito.

            Cada vez que pasaba frente a la cafetería veía a muchos clientes disfrutando de un rato de esparcimiento, así es que me animé e invité a mi esposa para conversar, la mañana cálida, ordenamos café y pan, charlábamos alegremente cuando me llamó la atención una persona que acomodaba caballetes con cuadros pintados en acuarela In Situ, me acerqué y lo entrevisté. Se trataba del artista Humberto Salaz, originario de Poza Rica, poco a poco fue desnudando su alma, me confesó su forma de pintar y el trabajo que desarrolla un artista de su talla. Un observador y amante de la naturaleza, pero lo que más me agradó fue el que estaba a punto de presentar esta obra que retrata los bosques de niebla de nuestra región. Con el artista del pincel se encontraba Irwin Huerta Pérez, promotor de arte desde su galería Xanadut Art. Platicar con ambos personajes de cultura y arte fue muy aleccionador. Esas palabras, sobre todo, las que describían las locaciones del bosque de niebla, anécdotas y vivencias al aire libre armonizadas por la inspiración, el pincel y los colores, iban quedando aprisionadas en la grabadora de mi celular. La clientela comenzó a poner atención en los cuadros, se levantaron de sus asientos para admirarlos al tiempo que recibían la invitación para esa tarde en la que se llevaría a cabo la inauguración oficial.

            Un café más en Coatepec, que, a través de su servicio y espacio, enriquece culturalmente a quienes acuden a tomar un rico aromático acompañado de un postre o algún platillo, porque estos espacios como se menciona líneas arriba, pueden armonizar con presentaciones de libros, pintura, muestras de fotografía, pequeños talleres y muchas otras cosas que involucren al arte, puesto que es una manera de sublimar el espíritu humano.

            Paladear un aromático es disfrutar de un momento de sosiego y apacibilidad en esa casa en la que hace muchos años fue el origen de la biblioteca de la ciudad. Aún se percibe el perfume de los libros esparcido por el aire en todos los rincones de este espacio, pues no se han marchado por completo. Lectura, pan y café, un bello pretexto para visitar, Café Ofelia.

            rafaelrojascolorado@yahoo.com.mx