Cambiar a Veracruz.
No se puede cambiar el curso de la historia a base de cambiar los retratos colgados en la pared.
Sri Pandit Jawaharlal Nehru (1889-1964) Político indio.
Para el país, Veracruz tiene una orgullosa historia del quehacer político nacional donde pensadores y actores políticos dieron su aportación significativa a la construcción nacional, pero además puede ser un vivo ejemplo de “prosapia priísta” con todo y sus procesos de deterioro, pues lo que sucede en nuestra entidad, su reflexión, refieren esas condiciones muy propias de la debacle, contraponiéndose a la leyenda de las capacidades políticas de una entidad de vanguardia, liberal y de contenidos para responderle a los problemas.
A lo largo y ancho del estado se enfrentan severas condiciones políticas y económicas, se nota, se siente el atraso, se conoce cotidianamente la impunidad y la corrupción que sujetan e inhiben la construcción de condiciones que puedan dar mejores oportunidades a un pueblo que se moldea entre los miedos y la corrupción.
Graves problemas de pobreza, desigualdad y violencia, con notorios fracasos en la responsabilidad del gobierno ante la educación, la salud, la infraestructura y el medio ambiente entre otros tantos temas de nuestra vida social y pública que reflejan la incompetencia o el desaire de las clases políticas veracruzanas que enfebrecidos en sus canonjías delinquen con sus irresponsabilidades, con sus aberrantes comportamientos, siempre que les significan la mejor ganancia.
Nuestra tropical clase política, asume que el reto administrativo acaba en las cuentas bancarias que puedan poseer, apuesta que las manifestaciones de incompetencia y banalidad acaban en las redes sociales, donde comprueban su gran visión sobre las relaciones entre gobierno y sociedad. Emiten mensajes que en ocasiones evidencian su ofensiva sandez, su bajísimo nivel frente a la palestra de una sociedad que mira con desprecio y desdén, con abulia cómplice, esos chascarrillos que manifiestan los descaros existentes.
Se necesitan cambios urgentes, Veracruz requiere una cirugía mayor para que sea rescatado del marasmo encubridor de una sociedad que diluye sus pesares en la indiferencia o en la lucha focalizada de sus problemas particulares. Urge salvar a Veracruz de los grupos políticos hegemónicos que están seguros de que su cínica falta de escrúpulos, sus comportamientos corruptos y autoritarios no pueden tener reversión. Se solicitan visiones integradoras que conformen propuestas puntuales para definir una agenda mínima que brinde oportunidades distintas a nuestro oscuro presente.
Se requiere una gran capacidad de autocrítica con mensajes concretos y palpables de aquellos que nos encontremos en la discusión de cómo cambiar, de propuestas atractivas para una sociedad desconfiada que no se reconoce en los mecanismos ni en los sujetos de una democracia débil que ha quedado a deber.
El reto es marcar y plantear con solvencia las diferencias respecto de los que nos han arruinado la historia pero que esencialmente parecieran haber cancelado un futuro mejor; los gatopardismos no pueden continuar ni siquiera para las elites, los problemas son tan profundos que ya no puede seguirse simulando, lo deben entender quienes pretendan llegar a ser gobierno, a representar.
La corrupción es un elemento que transversalmente atraviesa la vida institucional y social en el Veracruz que nos duele, por eso la identificación de la corrupción como un problema al cual hay que enfrentar de forma inmediata y que no es solo un problema de comportamiento moral sino fundamentalmente se tiene que enfrentar como un problema estructural de nuestras instituciones para que a partir de allí podamos definir y construir, con la ciudadanía existente y convocando a la participación social, los mecanismos públicos de apego a derecho, de transparencia y rendición de cuentas, de cierre de áreas de opacidad, de incorporación de garantías ciudadanas para la vigilancia y el apego a la ley dando un piso básico prioritario y principal para revertir el desastre al que nos han llevado los que asumen que con las lejanías y debilidades sociales y ciudadanas mantienen un matrimonio que les permitirá continuar en el saqueo.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
¿De verdad en el priismo veracruzano pensaran que actúan moderna y democráticamente? creo que tienen el síndrome del tío lolo.