Editorial

CAMBIOS… hasta cuándo…

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Inminentes cambios se esperan en la administración municipal, están a la vuelta de la esquina. Le anteceden reuniones secretas, telefonemas que multiplican rumores y especulaciones que circulan en los pasillos del palacio municipal. Nombres y más nombres se barajan en tertulias del parque, restaurantes y hogares. Quién sale, quién entra. Renuncias obligadas “por motivos de salud” frustran los planes a funcionarios y empleados de confianza. No importa si su desempeño fue bueno o malo, ahora serán desempleados por la desconfianza.

El nuevo tlatoani hará su arribo y con él llegará su grey. Poco a poco se llenarán los espacios desocupados. Difícilmente arribará su equipo de trabajo, simplemente porque no lo tiene, pues la fortuna lo sorprendió, a lo más le acompañará un grupo de amigos de los muchos que hoy le sobran. Amistad que tiene fecha de caducidad.

Pertenecer al sacro santo ayuntamiento requiere de padrino, no importa el perfil ni el área asignada. Personeros del poder imponen, negocian posiciones. Creen jugar al ajedrez político, para extender cotos de poder discrecionalmente reproduciendo cacicazgos en pleno siglo XXI, circulo vicioso que abona a la opacidad, riñe con la transparencia, su virtud es el oportunismo. Llegan iniciado el período, sin plan, sin cartas credenciales, sin diagnóstico, sin equipo y sin fuerza que pueda concretar, su tal vez, buenas intenciones.

Mientras un colapso financiero amenaza el mundo globalizado que tiene a la desigualdad social como actor principal gracias al patrocinio del libre mercado pregonado por los sacerdotes de la iglesia neoliberal instalados en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y sus filiales nacionales. El rumbo de la nación es tristemente sombrío. Para el pueblo un resfriado de los poderosos significa una pulmonía para los menesterosos.

Escases de políticos profesionales oscurece el horizonte aún más. El sistema de partidos se desmorona, como arrojan los datos de las pasadas elecciones. Los ilusos electores, cada vez más, votan por la persona no por los partidos, desconfiamos de ellos porque traicionan sus principios, violan sus propios estatutos, en aras de vivir del presupuesto.

En el microcosmos de la política municipal, la vida de los partidos se encuentra en estado vegetativo. Despierta en tiempos de precampaña para ser escenario de luchas internas  por una candidatura que sólo dividen al partido, con acciones viscerales que muestran sus miserias en el negocio de la política, se perdió la virtud de lograr acuerdos. Ya en tiempos de campaña juegan a la uca, uca quien se la encuentre se lo emboruca y hacen del fuego amigo su deporte favorito. Al pasar los tiempos electorales los institutos políticos de todos los colores regresan a su estado contemplativo esperando la designación del próximo dedazo.

2 de julio del 2000, se debería recordar como fecha de cambio, cuando Acción Nacional ganó la presidencia de la república, con Fox como protagonista, al ganar la elección al hasta entonces invencible PRI. La esperanza de cambio se esfumó para ser una simple alternancia. Quince años perdidos se suman a la triste historia de la política a la mexicana de apariencias y simulaciones.

Son los partidos políticos los responsables de seguir eligiendo candidatos carentes de un perfil que responda al cambio verdadero que garantice la transparencia, rendición de cuentas y eficiencia. Hasta cuándo se pensará en México, en Veracruz, en Coatepec……

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