CAMPAÑAS, CAMPAÑITAS Y CAMPAÑOTAS CONTRA IGNACIO MORALES
CAMPAÑAS, CAMPAÑITAS Y CAMPAÑOTAS CONTRA IGNACIO MORALES
Por
Edgar Hernández*
De
manera por demás común en la era del priato y más aún cuando gobernaba el PAN,
observar el llamado fuego amigo para desestabilizar a políticos y gobiernos, pero
en esta era que Morena lleva la batuta y que el mismo sentido común de
supervivencia impone la unidad, los madrazos entre los de casa están a la orden
del día.
Altotonga,
un municipio de cierta importancia comercial e industrial y grato destino
turístico, al igual que su alcalde Ignacio Morales –que no Lechuga ya que quien
nos ocupa es Morales Guevara- se han visto sometidos a una escalada de
agresiones, reclamos inexplicables, versiones perversas de represión, ataques a
la libertad de prensa y supuestos asesinatos.
¿Quién
está atrás?
Acaso
el origen se encuentra en el propio priismo estatal y local o quizás en los
viejos feudos e ínsulas de poder que empezaron a desbaratarse tras la llegada
del nuevo edil quien le ha apostado a la modernización de su pueblo e integrar
a Altotonga al desarrollo estatal y colocarlo como obligado destino alterno para
el turismo por sus bellezas naturales y comida.
Un
rápido recorrido permite observar las nuevas vialidades y desfogues hidráulicos
que en años no se veían, al igual que la activación de los programas de salud,
el nuevo aliento al comercio organizado y fomento a los programas educativos.
Pero
eso no ha sido importante de cara a una escalada agresiva que da cuenta de
asesinatos inexistentes como el “revelado” anteayer en torno a la madre del
jefe de la policía local o, en otro momento, un pretendido escándalo de una
periodista que no es periodista pero que le hace muy bien al cuento.
Algo
apesta en el bajo mundo opositor en donde paradójicamente no parte de Morena y
sus autoridades estatales que por el contrario, han tratado de llevar la fiesta
en paz con el presidente municipal priista, a quien en breve entregarán el
armamento y manuales tácticos para brindar una mayor protección y seguridad
ciudadana.
Es
otra la mano negra por cierto ya identificada.
Es
la misma que anteayer deslizó a los medios estatales el presunto asesinato de
María Elena Pablo, madre del director de Seguridad Pública Donatiel Baltazar y
de la ex regidora Mary, del mismo apellido, cuando los médicos legistas
confirmaban que la muerte de la septuagenaria se debió a un infarto masivo
mismo que confirmó el Servicio Médico Forense, sin embargo, palo dado ni Dios
lo quita.
En
igual sentido se manejó mediáticamente la presunta agresión contra la sedicente
“periodista” quien acusa haber sido agredida y expulsada de un evento público
por el alcalde y posteriormente balaceada su casa.
Luego
del golpe mediático salió a relucir que la periodista no es periodista sino una
tianguista y que la balacera y casquillos encontrados en su domicilio fueron la
resultante de una fiesta en su vecindad que terminó en pleito de borrachos con
disparos “al aire”, según la indagación ministerial.
Otro
hecho de violencia que “sacudió” a la población que entró en pánico, se sucedió
luego de que “En menos de una
semana se reporta la falla de un juego mecánico donde el conocido ‘gusanito’ se
averió”, según reporta conocido portal de la región.
Supuestas balaceras, una contra un elemento de
tránsito y otros hechos delictivos quesque tienen en zozobra a la población se
sustentan en versiones desmesuradas y fuera de la realidad.
¿Es
el costo de hacer política y estar en la oposición?
Tal
vez sí, tal vez no; todo depende del cristal con la que los enemigos de Ignacio
Morales quieran verlo.
Tiempo
al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo