CARISMA Y CULTO PERSONAL
CARISMA Y CULTO PERSONAL
Uriel
Flores Aguayo
El
carisma es una cualidad que poseen ciertas personas. Esa condición les permite
influir, seducir y liderar. El carisma en los líderes los hace especiales.
Puede haber líderes carismáticos con o sin acento personalista. Hay líderes
populares en general y populistas en particular. Encontramos ejemplos de
líderes que ejercen el culto a su personalidad en afanes narcisistas. La
historia nos da varios ejemplos. Esas personalidades, mesiánicas y caudillista,
no tienen ideología exclusiva, pueden ser de izquierda, derecha o lo que sea.
Normalmente su ascenso y permanencia es en demérito de las instituciones y las
reglas democráticas. Todo gira en su entorno, todo se explica por sus posturas
y formas de pensar. El ejercicio del poder tiende a ser absoluto, con consecuencias
profundas dadas las órdenes de acción. Cualquier idea u ocurrencia, por
descabellada que sea, se lleva a la práctica; incluso si no hay estudios de
viabilidad o desafía a la lógica. El líder fuerte genera disciplina férrea e
ideas únicas. Las voces de su entorno repiten lo que dice. Se agota la
reflexión y la autocrítica. Su proyecto, impactado por su personalidad, camina
en una ruta única; prescinde del diálogo en tanto se asume como instancia
superior y apuesta por la uniformidad. En su visión no caben los que no
coincidan, incluso son vistos como herejes o traidores. Es común escuchar ese
tipo de descalificaciones hasta niveles de cosificación. Algo de fascista o
comunista, hermanados por el totalitarismo, tiene ese tipo de posiciones. Los
caudillismos son atractivos, muchos los ven como protección salvadora. Tienen
tonos de superhéroes, esos que no se doblan, que no se enferman, que son
indestructibles. La relación de la masa (pueblo) con los líderes carismáticos,
si no tiene mediación ciudadana, es mágica, decesión casi total del pensamiento
y apoyo incondicional. Hay algo de orfandad y patología en quienes participan
así. En esas condiciones no se construye democracia ni cultura libertaria. Es
como dar vueltas en círculos viciados; sin avance ni desarrollo. Es de una gran
curiosidad suponer lo que pasará cuando no estén en el poder los caudillos. Se
puede pensar en las divisiones de sus estructuras de apoyo, cuyo pegamento no
va más allá de la fuerza del líder. Igual puede pasar con el ánimo popular
instruido para glorificar, para el culto a la personalidad. Por la constitución
o por la salud el día de la despedida llegará y habrá un gran vacío, un abismo
que nadie podrá llenar. De hecho, los líderes de otros países se han eternizado
en el poder por medios autoritarios o dictatoriales; el caso es que nunca se
quieren ir pues se consideran salvadores de las patrias y son adictos al poder.
Ahí tenemos los ejemplos de Fidel Castro, Chávez, Evo, Daniel Ortega y los
Kirchner, entre otros. En Mexico no pasa algo así por la actual correlación
legislativa y nuestra mega arraigada tradición anti reeleccionista. Es lo de
menos si un gobernante es más o menos popular, es subjetivo y tiene que ver con
el culto personal, la propaganda y el carisma. Lo peor es cuando los líderes
sólo trabajan para mantener esa popularidad, cuando desatienden sus
obligaciones principales. Algo de patético tiene que personas con estudios y
antecedentes de izquierda se unan al coro de pleitesía idolatra a una persona,
como si fueran parte de una secta. No se debe dejar pasar este tipo de
fenómenos absolutamente anacrónicos.
Estos
fenómenos de la personalización de los liderazgos ocurren en una sociedad
concreta y en ciertas coyunturas. Es su ascenso a partir de anhelos justicieros
y hartazgos contra las élites. Estamos ante líderes políticos no tradicionales,
que vienen de abajo y pretenden transformaciones de fondo. Limitados por la
realidad o por su incapacidad, se tornan autoritarios y fantasiosos, viviendo
de forma gozosa y hasta abusiva el poder. Pero surgen de nosotros, son
consecuencia de lo que somos como sociedad. No son extraterrestres. Nos toca
enfrentar sus excesos y corregir esas anomalías históricas.
Recadito:
me quedo con la atajada de Memo y el golazo de Chávez.
Ufa.1959@gmail.com