Carta de María Enriqueta
Palabras de gratitud de María Enriqueta al Sr. Presidente de la República Lic. Miguel Alemán Valdés en el Palacio de Bellas Artes.
Me siento hondamente conmovida ante esta sincera demostración de sincero cariño que me tributan, sin merecerla, créanlo ustedes, porque si algún mérito tiene mi labor de escritora, se debe a que siempre la edifiqué sobre la base de que fuera algo útil a mi Patria, a mi santa querida Patria por la que tantas lagrimas derramé desde tierras extranjeras, lágrimas y también grandes alegrías, cuando me iban a visitar mis amigos llevándome noticias de mi México, inolvidable, tan hermoso, y hospitalario.
Ahora, naturalmente, lo siento más cerca, más mío, sus paisajes de belleza inigualable como en ninguna parte del mundo he visto, arroban mi espíritu, y las personas tan atentas y cariñosas conmigo, me roban el corazón.
Desde que llegue acá vivo rodeada de amigos y atenciones sin cuento, como nunca las había recibido, sobre todo aquellas que tan espontánea y oportunamente me brindó el señor Presidente de la República, al cual estoy agradecidísima, pues aun estando todavía en España, agobiada por la pena de la muerte de mi esposo, recibí el aliento de su ayuda valiosísima, costeando todos los gastos del traslado del féretro, así como los de mi propia persona, a mi amada Patria. Ahora no sólo creo, sino que con la mayor bondad me ha otorgado una pensión vitalicia, que mucho agradezco, gratitud que hoy quiero patentizar públicamente en este acto.
También quiero aprovechar esta brillante oportunidad para darle las gracias a todas las personas que me han honrado con su amistad y cariño. Gracias y mil gracias a todos.
México, D.F. marzo de 1950. [1]