Castración química
Castración química
Por Salvador Muñoz
La mención de Veracruz en el
noticiero de Milenio por la tarde, llama mi atención. La noticia es la
propuesta del diputado del PES, Gonzalo Guízar Valladares, de llevar a la
Castración Química a depredadores sexuales.
La pretensión es seguro que vaya
cargada de buenas intenciones y si se expusiera a una consulta, muy de moda por
estos días, probablemente sería apoyada con las mismas buenas intenciones de un
“pueblo sabio” porque ¿quién no querría castigar al violador, al pederasta, al
de la trata de mujeres, al depredador sexual, en pocas palabras?
El tema de la castración química no
es nuevo, quizás en Veracruz sí, pero en México, América o en el mundo, no…
mucho menos en la historia.
En realidad, son pocos los países que
usan este método en aras de evitar la reincidencia de los considerados
depredadores sexuales. Podemos citar Estados Unidos, India, Polonia, Rusia…
¡vamos! hasta en Inglaterra donde mención aparte merece un hecho histórico:
Cuentan que Alan Turing pudo ser un
campeón olímpico pero una lesión le impidió correr.
La vida lo llevó a ser un héroe al
descifrar los códigos nazis durante la segunda guerra mundial. La vida también
lo llevó a ser villano de una sociedad inglesa que condenaba la homosexualidad
(remember Oscar Wilde) y cuando descubrieron la relación que mantenía con un
joven de 19 años fue llevado al Juzgado. La sentencia fue optativa: cárcel o
castración química pero en libertad. Eligió la segunda para que dos años
después, allá por 1950, el llamado padre de la computación se suicidó mordiendo
una manzana (remember el logo de Apple…).
En Panamá, a estas alturas se discute
si se aplica o no la Castración Química cuando por Ley, se debería de llevar un
registro de los depredadores sexuales que por un asunto del Ejecutivo canalero,
no ha tenido avances.
En Ecuador, Poly Ugarte, candidata a
una prefectura, pide Castración Química a Violadores pero con un agregado que
es conocido en estos días por los mexicanos: ponerlo en manos de una consulta
popular. ¡Ah! y advierte que le valen los Derechos Humanos porque han sido un
problema en la exposición de su propuesta.
Por supuesto, acá entra el otro gran
debate: los derechos humanos de los infractores de la Ley… México no escapa de
este deseo justiciero que suena más fuerte de lo que es: la castración química
es sólo inhibir el deseo sexual en la persona que recibe el tratamiento médico.
Insisto: suena mejor de lo que es. ¿Por qué? Si bien las pretensiones van
contra los depredadores sexuales que nos da el imaginario, qué ocurre con
aquellas personas motivadas por el odio o el sadismo y no por un deseo sexual.
Hay que recordar a esa ex candidata de Jesús Carranza que junto con otros
sujetos untaron chile habanero en los genitales de otra mujer… ¿No es una
agresión sexual eso? Entonces, a qué vamos con esto: para que haya un ataque
sexual no necesariamente debe haber un pene ni ser hombre.
Aunque lo más importante, es que de
acuerdo a nuestra Constitución, en su artículo 22, establece: “Quedan
prohibidas las penas de muerte, de mutilación, de infamia, la marca, los
azotes, los palos, el tormento de cualquier especie, la multa excesiva, la
confiscación de bienes y cualesquiera otras penas inusitadas y trascendentales.
Toda pena deberá ser proporcional al
delito que sancione y al bien jurídico afectado”. La Castración Química cae en
este escenario.
Ya para concluir, en 1997, el
diputado local del PT, en Chihuahua, Eduardo Mariscal Ojeda, fue el último en
el siglo pasado en proponerlo… de acuerdo a datos de Animal Político, en 2005,
el PAN retomó la propuesta; en 2014, Movimiento Ciudadano; en 2018, el PVEM…
sin que alguna prosperara.
Con estos antecedentes, estaríamos
hablando que Gonzalo Guízar acusó ignorancia o dándole el beneficio de la duda,
montó un show que le jalara los reflectores, a tal grado que ayer lo vi en el
noticiero de Milenio, que dicho sea de paso, salió más la diputada Ivonne
Trujillo Ortiz, que el mismo legislador del PES.