Catequizar para el precipicio
“Hay espíritus que enturbian sus aguas para hacerlas parecer profundas”.
Friedrich Nietzsche.
1.La curva de lento aprendizaje. ¿De qué han servido las misas de siete? Los mensajes presidenciales son una mezcolanza de minicursos morales, mensajes de motivación personal y de vulgar conservadurismo. AMLO ratifica cada día que pasa la política pública del gobierno está diseñada a partir de sus reflejos primarios y de intuiciones coyunturales. Quizás a los reporteros les reditúe alguna nota espectacular y hasta llamativa.
No más su inconsistencia conceptual es llamativa, pero aceptada y aplaudida en los círculos mediatizados que no ven en el tabasqueño nada que no sea festivo y reconocible. La cita matutina es para que el presidente intente imponer la agenda diaria, aunque sea con superficialidades. El inquilino transitorio de Palacio Nacional puede llenar de elogios a sus colaboradores y también exhibirlos sin recato. Puede insultar un día y al otro ofrecer disculpas.
Es normal y repetitivo que se disfrace de estoico e insista que el pueblo lo cuida, subestimando cualquier ataque de lo que él llama, eufemísticamente, los “traviesos”. Catequiza con facilidad a feligreses, prestos para recibir bendiciones y exoneraciones. Regaña a legisladores por no cumplir sus caprichos, estos sólo bajan la cabeza y obedecen sin chistar. La separación de poderes es una broma evidente; tiene casi capturado al poder judicial y ordena al poder legislativo.
Su pedagogía es autoritaria y no da lugar a interpretaciones sutiles ni relativas. Es evidente, que tenemos en el poder la síntesis de la improvisación y los desplantes unipersonales.
- Represión y simulación. El documento reciente que se entregó al senado, que describe la Estrategia Nacional de Seguridad Pública, es la exhibición de quien no tiene la menor idea de cómo enfrentar a las crecientes violencias y su secuela de delitos. El mito, repetido cotidianamente por AMLO y sus colaborados, de que es necesario combatir las causas de la inseguridad, es simplemente una arenga y no un eje vertebral de política pública.
La división en 266 regiones para incorporar a los 50 mil elementos, que tienen contemplados para la Guardia Nacional, poco tiene que ver con variables sociales. Es una estrategia diseñada para la punición. Aquí, la transversalidad está ausente, poco importan los indicadores socioeconómicos y su conexión con los fenómenos de la exclusión y la desigualdad social. La contradicción está a la vista: AMLO anuncia que no habrá guerra contra los jefes de los cárteles y al mismo tiempo pone en movimiento a miles de elementos cuya función y formación es represiva. ¿Será esquizofrenia? Como se le quiera llamar, pero el experimento será muy sangriento.
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