CIDE: LOS NUEVOS PALADINES
CIDE: LOS NUEVOS PALADINES
Por: Alejandro
García Rueda
Hace una semana, alumnos y académicos del
Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) comenzaron a movilizarse
dentro y fuera de las calles para mostrar su descontento con José Romero
Tellaeche, director interino de la institución, a quien califican como
«dictador», «autoritario» e incluso acusan de ser cercano
al presidente Andrés Manuel López Obrador.
La situación tiene múltiples dimensiones y
puede ser abordada de formas muy distintas pero esto pone de relieve la salida
de nuevos paladines de la justicia, defensores de la moral y de las buenas
costumbres que en otro tiempo pudieron haberse beneficiado de alguna clase de prebenda.
Por supuesto, quien esto escribe, valora
cualquier movimiento en favor de la educación y tiene un gran respeto por los
nobles ideales que de ella emanan, pero es insoslayable que hay actores que
aprovechan la coyuntura para convertirse, a través de una verdad acomodaticia,
en súbitos justicieros.
Ahora bien, cabe aclarar que, con esta
conversación, desde este espacio no se pretende restar mérito o veracidad a las
acusaciones. Sin embargo, se considera relevante que algunas causas que alguna
vez se injuriaron sean tomadas hoy como una especie de bandera.
En un sistema político como el mexicano vive
muy arraigado el oportunismo. Por eso hace falta una lectura correcta que ayude
a transitar mejor a una solución del conflicto.
A las diversas expresiones que contra Romero
Tellaeche se ciernen, se han sumado políticos, comunicadores e investigadores
de otras instituciones, por ello llama la atención un asunto de esta
naturaleza.
¿Esta afrenta es parte de una estrategia de
golpe blando?, ¿se avecina una suerte de embestida desde las universidades?, ¿A
quién irrita el tema?, ¿A quién molesta? Son muchas las interrogantes que se
abren cuando se trata de la defensa de un procedimiento académico y no de un
modelo de negocio.
Tal como sucede en el flanco abierto de
Notimex, lejos de encontrar solución, se detectan formas de hacer valer la
fuerza de unos y otros. Parece mentira, pero siguiendo esta lógica, ya no
importa quien hizo bien o quién hizo mal sino quién demuestra mayor carácter.
Históricamente, el CIDE ha estado asociado a
grupos de un corte distinto a la denominada «4T» y no merece la pena
empantanarse en esta situación cuando hay problemáticas más profundas por
resolver.